La crisis de los chips está llevando al sector del automóvil a una situación límite. Con las fábricas paradas o al ralentí, los vehículos nuevos no llegan a los concesionarios y, aunque haya demanda, esta no se puede abastecer. De hecho, el sector calcula ... que en Asturias hay entre 2.100 y 2.300 coches pendientes de entrega. «Estamos con unas 800 matriculaciones al mes, cuando en 2018 teníamos 1.500», explica José María Salazar, consejero delegado del Grupo Tartiere, presidente de la Asociación de Empresa Familiar y miembro de la directiva de la Asociación del Automóvil del Principado de Asturias (Aspa).
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La espera depende del tipo de automóvil y los extra que se soliciten. Todos los coches del mercado llevan ya chips, pero los hay de muchos tipos y cuántos más incorporen, peor. De media se está dando de plazo entre cuatro y nueve meses para la recepción del vehículo. Entre las opciones que más problemas están dando, el techo solar. «Si quieren el coche antes, les aconsejamos que prescindan de él», apunta Salazar, dado que las fábricas ya han anunciado que este tipo de elementos se van a retrasar aún más. Otro problema es que estos pedidos se puedan «caer» con el paso de los meses, aunque existe poca posibilidad de recurrir a otro concesionario o fabricante, porque la carencia es generalizada.
De hecho, ante esta situación tanto concesionarios como los clientes que no pueden esperar o no quieren hacerlo miran hacia el coche de ocasión. Mientras el vehículo nuevo está cayendo alrededor de un 35% en relación a 2019, antes de la pandemia, en los automóviles de segunda mano o con escasos kilómetros se mantienen las ventas o se incrementan en ciertos segmentos.
Estos coches también están siendo un recurso para mantener el empleo, ya que se está derivando personal a la venta de este tipo de vehículos. No obstante, hay concesionarios que ya han tenido que recurrir a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), una medida que se baraja ampliar si la situación se alarga. De momento, habrá que esperar algunos meses más. La expectativa es que la solución pueda llegar a partir de Semana Santa, aunque hay muchas incógnitas ante la falta de semiconductores, provocada por el parón de sus fabricantes durante la pandemia, a la vez que se disparaba la demanda de productos electrónicos que llevan estos circuitos integrados. De momento, los fabricantes de vehículos están buscando soluciones para acceder a microchips. Después, tendrán que intentar solucionar ellos mismos el atasco que se ha generado para producir contra reloj los vehículos que ya están vendidos.
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