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El sector del metal logró el pasado año remontar el vuelo después de la pandemia. Su capacidad de producción superó las cifras de 2019 y, en términos de empleo, registró unos datos que no se veían desde 2008, con una media a lo largo ... del año de 28.300 trabajadores ocupados. Pero los paros del transporte han supuesto un frenazo en seco a la actividad de un sector clave en la región, responsable del 70% del valor de las exportaciones anuales asturianas. El alto seguimiento de las protestas que se ha registrado en la región está provocando problemas de retrasos en las entregas y muchas empresas afrontan lo que el presidente de Femetal, Guillermo Ulacia, califica como un «coste intangible, como es la pérdida de reputación. Hemos tenido que enviar una carta a clientes daneses describiendo la situación y explicando que el transporte está parado. Nuestra reputación de sector fiable se empieza a poner en duda».
Uno de los problemas añadidos que están generando los paros para las empresas del metal es el desigual seguimiento en los diferentes territorios de España. Asturias, con la actividad industrial muy mermada desde que comenzaron las protestas el pasado día 14, se enfrenta al hecho de que en otros territorios las empresas sí están pudiendo atender a sus clientes por el menor impacto de los paros. Y, a la hora de elegir, algunos clientes internacionales «están tomando la decisión de adjudicar a nuestros competidores. Hay algunos casos de pérdida de oferta».
Los costes a los que se enfrentan las empresas del metal no son solo intangibles. Algunas compañías se encontraron desde que comenzaron los paros con pedidos finalizados en sus almacenes, pero sin la posibilidad de transportarlos a los puertos para darles salida. Estos retrasos abren la puerta a que los clientes puedan activar las «cláusulas de penalización» recogidas en los contratos, añadiendo una nueva dificultad al complejo escenario que afronta el sector.
Los paros del transporte han generado una gran incertidumbre en todos los sectores. El hecho de que la exitosa convocatoria haya partido de una plataforma a la que el Gobierno no reconoce como interlocutor válido provoca que, aunque decaigan, su fin pueda interpretarse como un cierre en falso. «Hay que ver si el cierre del paro es firme o vamos a regresar a esta situación», sostiene Guillermo Ulacia. Lo que tiene claro el presidente de Femetal es que la amenaza permanente de una vuelta a los paros por el hecho de que no se resuelvan las demandas de los transportistas puede generar problemas a las empresas del metal. «Si no se resuelve de forma clara, va a haber dificultades en la renovación de pedidos».
El pasado domingo, desde la patronal del metal ya se advertía de que la mayor parte de las empresas del sector pararían su actividad productiva si no se resolvía el conflicto de los transportistas. La falta de materias primas y la imposibilidad de expedir pedidos provocan una situación de colapso que aboca a detener la actividad de un sector que venía lanzado en términos de producción y empleo, y que tenía buenas perspectivas para los próximos meses.
Aunque la producción se había recuperado al cierre del pasado año, la rentabilidad se resentía. En el segundo semestre de 2021, los costes de la energía y las materias primas se dispararon a consecuencia de la subida de los precios del gas, en el primer caso, y de los cuellos de botella provocados por la reactivación económica tras los peores momentos de la pandemia, en el segundo. El sector tenía la previsión de que, una vez acabado el invierno, los precios del gas experimentarían una reducción que se ha visto truncada por la invasión de Rusia a Ucrania. Ante esta situación, los fabricantes de materiales que surten al sector en Asturias «no dan precios estables o dan ciclos de precios muy cortos, lo que añade presión a la cadena de suministros. Tenemos dificultades con los precios y los plazos».
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La imposibilidad de expedir provoca también tensiones de caja, ya que las empresas no ingresan el dinero previsto por proyectos que, en muchos casos, están terminados y no pueden entregar. Las empresas han ido reduciendo paulatinamente su producción, tratando de evitar en la medida de lo posible la aplicación de ERTE. Pero los costes laborales se mantienen. «La situación de liquidez es crítica».
La afectación de los paros aún no tiene un reflejo claro en términos de desempleo. Pero Guillermo Ulacia advierte de que las consecuencias de la situación actual por la que atraviesa el sector «comenzarán a verse a partir del mes de abril».
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