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P. LAMADRID
Viernes, 23 de abril 2021, 21:04
La mejoría experimentada por la siderurgia no se traslada al resto del sector del metal. Así lo evidencian los datos recabados por la patronal española, Confemetal, que muestran una caída de la producción del 4,8% en enero respecto a un año ... atrás. Un descenso que se suma al del mes anterior, del 2,8%. Por ramas de actividad, se registraron resultados negativos en todas las actividades del metal, salvo en la reparación e instalación de maquinaria y equipo. Una realidad nacional que también se traslada a Asturias, como apuntó el presidente de Femetal –la patronal autonómica–, Guillermo Ulacia, a finales de marzo. En concreto, cifró en dos años el tiempo que tardará el metal en recuperar la actividad previa a la pandemia, que ya no era la más favorable.
De modo que el incremento de pedidos de Arcelor, de cuya actividad depende buena parte del sector en Asturias, no repercute en sus auxiliares ni en el resto de empresas dedicadas a estas actividades, que aportan el 11% del PIB y el 44% del empleo industrial en la región. También el Índice de Cifra de Negocios de la Industria del Metal (Icnmet), que mide la evolución de la demanda actual y la facturación, constata la mala situación. En detalle, registró una tasa en enero del -1,6%, tras la bajada del 3,6% de diciembre.
Por contra, el Índice de Precios Industriales de la Industria del Metal (Iprimet) alcanzó una tasa de crecimiento anual en febrero del 3,9%, tras el aumento registrado en enero, de un 1,9%. La evolución de los precios industriales en febrero fue positiva en todas las ramas de actividad del sector, aunque destacó el elevado repunte en la metalurgia, la fabricación de producción de hierro, acero y las ferroaleaciones. Una subida que responde a los altos costes que afrontan las empresas por la situación del mercado. «La carestía de las materias primas es una amenaza más para la industria», advierte el presidente de Confemetal, José Miguel Guerrero, quien pone el foco en que «numerosos sectores industriales registran, en estos últimos meses, incrementos anormalmente altos y generalizados de los precios».
Un problema que se agrava por la escasez de estas materias primas. Ambos factores afectan a productos metálicos como la chapa galvanizada, perfiles, acero laminado, acero inoxidable y tubos de acero, aluminios, cobre y bronce, entre otros. «Pero también al abastecimiento de productos químicos, el cartón de embalaje y los componentes esenciales, como los electrónicos o los semiconductores, que sufren plazos de entrega indefinidos e importantes incrementos de precios», señaló Guerrero. Los tiempos para recibir las materias primas, «cuando menos, se han duplicado y en muchos casos no hay garantías de fecha», lo que provoca retrasos en la producción. En Asturias, las demoras en la recepción de pedidos son de entre dos y tres meses, según Femetal.
Esta notable subida de los precios y escasez se debe, sobre todo, a la elevada demanda de determinadas materias primas en China.Pero también a «las medidas drásticas adoptadas en todo el mundo para combatir la propagación del coronavirus, que están restringiendo la producción industrial y fragmentando las cadenas de suministros». Una problemática añadida es la del transporte por la reducción en la frecuencia de barcos y el aumento «desmesurado» de los fletes –especialmente desde China, donde hasta se han triplicado–, que generan retrasos y encarecimiento de los productos.
Así las cosas, este conjunto de circunstancias puede llevar a algunas empresas del metal a situaciones de desabastecimiento de materias primas y a mayores tensiones financieras, lo que puede conllevar «que deban recurrir a paradas forzosas de la producción y a medidas drásticas, como los ERTE a pesar de contar con carteras de pedidos confirmados», apunta. Estas trabas, unidas a las derivadas de la pandemia –tanto médicas como económicas–, «amenazan las posibilidades de recuperación en el medio plazo por la falta de pedidos y de subcontratación».
No hay que olvidarse de los problemas tradicionales que encara del sector, que se han agravado por la covid, como es el caso de la incertidumbre en las inversiones de las administraciones, «que retraen a su vez la inversión privada y la generación de actividad y empleo». A ello se suma «la lentitud en la tramitación administrativa –que en algunos casos supone casi la paralización–, la descoordinación e incluso el desconocimiento de los procedimientos por parte de las propias instituciones encargadas de su gestión y tramitación», que alejan la salida de la crisis, lamenta Guerrero.
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