El Tesoro tendrá que captar en los mercados 299.138 millones de euros en 2021, según los nuevos Presupuestos, para sufragar tanto la deuda que venza como la financiación del déficit que, según la previsión oficial, se situará en el 7,7%. Ello supone ... una cifra récord que implica un aumento del 6% respecto a la cantidad dos veces revisada en 2020 y que ahora se sitúa en los 282.100 millones (previsión que contrasta con los cálculos del pasado enero, en la era pre-pandemia, cuando se esperaba una emisión bruta que no llegaba a los 200.000 millones; y también con la revisada en mayo, tras el estallido de la covid-19, cuando las estimaciones rozaron los 300.000 millones, volumen que finalmente se acariciará en 2021).
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El grueso de las emisiones se destinará a devolver la deuda que vence. Pero las cuentas públicas recogen una previsión de que el Tesoro tendrá que realizar ventas netas de bonos, obligaciones y letras por 110.000 millones para financiar las nuevas necesidades presupuestarias, para sufragar el déficit «nuevo». Esta cifra es algo inferior a la de 115.000 millones netos que se habrán emitido al final de este año. Antes del estallido de la pandemia se calculaba que las necesidades de financiación en 2020 iban a limitarse a los 32.500 millones. La covid-19 ha desbaratado las estimaciones, ha engordado las partidas de gasto y ha reducido las estimaciones de ingresos.
Aunque hay un capítulo que sí va a permanecer bajo control: el de los gastos financieros, es decir, los intereses de la deuda. El Ejecutivo estima que esta partida, pese al fuerte esfuerzo emisor del Tesoro, apenas crecerá un 0,4% en 2021, hasta los 31.713 millones desde los 31.572 de 2020. Y es que el coste de las nuevas emisiones no hace sino disminuir: en 2018 se situaba en el 0,64%, en 2019 cayó hasta el 0,23% y en 2020 se coloca en el 0,22%. Ello hace que el coste medio haya caído del 2,39% en 2018, al 2,19% en 2019 y al 1,92% en 2020.
La clave está en la actuación del Banco Central Europeo (BCE), que está comprando activos tanto con su programa previo como con el ligado a la pandemia, cuya duración prevista se extiende hasta mediados de 2021, aunque, según las ultimas declaraciones de la presidenta del Eurobanco, Christine Lagarde, podrían ampliarse aún más, teniendo en cuenta la virulencia de los rebrotes y las nuevas medidas de confinamiento que están adoptando los Gobiernos. De hecho, Félix López, de Atl Capital, anticipa una bajada adicional de los costes de las emisiones. Y eso es lo que explica que si el monto de la deuda subirá diez puntos, el coste de financiarla aumente muy poco.
Por esta hiperactividad del BCE los analistas no prevén problemas para el Tesoro español. Y eso que David Ardura, de Gesconsult, no descarta que las previsiones sobre las colocaciones que se necesitarán realizar podrían revisarse al alza, porque, como apunta «antes de ir a mejor, las cosas pueden empeorar más». Pero añade que la capacidad del Eurobanco de absorber las emisiones españolas es muy alto. Según cálculos del Banco Sabadell, en 2020 el BCE ha sido capaz de absorber más del 100% de las emisiones netas realizadas por España y el 60% de las brutas.
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A ello hay que sumar, afirma Ardura, que los inversores privados también están mostrando apetito por los activos españoles, lo que se ha manifestado en este 2020 sobre todo en las emisiones sindicadas que se han realizado para acelerar la captación de fondos. Y es que, aunque los tipos ofrecidos por el Tesoro son muy bajos (y negativos hasta los cinco o seis años de vencimiento), siguen dando un plus respecto a los franceses o los alemanes.
El diferencial existente entre la deuda española y la alemana, la prima de riesgo, sigue reflejando el mayor riesgo que presenta la primera sobre la segunda. Y podrían esperarse rebajas en la calificación crediticia de España que pudieran suponer alguna alteración para los bonos españoles. Ardura cree que ello solamente afectará a la perspectiva, no a la nota: quizás la duración de la pandemia, con suerte, no sea larga y no dé tiempo a las agencias de calificación a mover los ratings.
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Las planes del Tesoro español pasan por emitir sobre todo a largo plazo: de los 110.000 millones de euros netos que se pretenden colocar, apenas 10.000 millones se realizarán a través de letras. Y es que, aprovechando la actual situación de los tipos de interés, muy bajos, renta emitir a vencimientos más amplios. De ahí que desde 2013 la duración media de la cartera de deuda española haya pasado desde los 6,2 años hasta los 7,7 de 2020.
Pero el emisor también planea lanzar la primera operación de un bono verde a largo plazo para contribuir a la financiación de los compromisos de España con la transición ecológica. Y también parte de las necesidades de fondos se cubrirán con las transferencias europeas que se colocan en el mercado de manera mancomunada con el resto de Estados de la Unión.
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