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El Gobierno de España está dispuesto a dar la batalla para evitar que se adopte el plan planteado por la Comisión Europea (CE), que ... la reducción solidaria del 15% del consumo de gas por parte de los Estados miembros entre agosto y marzo ante un posible corte del suministro por parte de Rusia. Así, el Ejecutivo central ofrece exportar la máxima cantidad de gas posible como medida de solidaridad, en lugar de asumir recortes -la hoja de ruta europea también contempla restricciones forzosas en caso de alerta-.
La gran baza de España es su capacidad de almacenamiento y exportación de gas gracias a las infraestructuras con las que cuenta: seis regasificadoras a las que pronto se sumará la de El Musel, que funcionará como almacén logístico y será clave en esta estrategia. Según explicaron ayer fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, su titular, Teresa Ribera, defenderá la semana que viene en Bruselas que se tengan en cuenta las exportaciones españolas de gas al resto de la Unión Europea (UE) con relación a los últimos cinco años. La media fue de dos teravatios hora (TWh) al mes y el Ejecutivo afirma que se pueden alcanzar los 6,7 TWh.
La UE quiere ahorrar 45.000 millones de metros cúbicos de gas en ocho meses y España puede aportar 5.600. Este volumen equivale a que la UE necesita 450 buques metaneros, de los que el país puede aportar 57. Ante esta coyuntura, España «está estudiando cómo incrementar esa capacidad y esa solidaridad con El Musel y otras opciones, como el envío de gas a Livorno desde Barcelona o aumentando la capacidad de los gasoductos con Francia». Las mismas fuentes explicaron que, con la puesta en marcha de la planta gasista de El Musel, España alcanzará el 50% de la capacidad de almacenamiento de GNL (gas natural licuado) de la UE. Precisamente, el ministerio dio la autorización administrativa, a finales de junio, para el inicio de la actividad como almacén logístico y no como regasificadora con el objetivo de poder almacenar y enviar gas a otros países europeos. Solo resta que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) tramite el régimen retributivo, la orden de puesta en marcha por parte del Gobierno y la preparación técnica de la terminal, de la que se encargará Enagás y que durará entre seis y ocho meses. Así, la previsión es que comience a operar a principios de 2023.
La Comisión Europea (CE) se muestra dispuesta a discutir las líneas generales de su plan para ahorrar gas ante un posible corte de suministro de Rusia. «Entendemos que habrá un debate intenso porque la energía es un asunto crítico para todos los Estados miembros», reconoció ayer el portavoz del Ejecutivo europeo, Eric Mamer, tras conocerse la oposición de ocho países, entre ellos España, a la iniciativa que plantea reducciones voluntarias del consumo de gas de hasta un 15% hasta marzo.
Bruselas insiste en que el plan no es un «todo o nada» y entiende que habrá un «intenso debate» en el Consejo Europeo. La medida debe recibir el apoyo de al menos 15 Estados en el Consejo de Energía de la semana que viene para salir adelante y los cálculos parecen muy ajustados. Portugal y Grecia que se han unido a España en calificar el plan de Bruselas de «insostenible» y «desproporcionado».
Italia, Chipre, Malta, Polonia y Hungría también mostraron su rechazo. Mientras, la CE defiende la necesidad de un plan de emergencia. «La iniciativa está basada en hechos. Existe un serio riesgo de un corte total del suministro ruso y las consecuencias las sufrirán todos los Estados miembro. Estamos seguros de que una respuesta común es vital», destacó Mamer.
Ribera defendió la posibilidad de que España actúe «como un centro logístico a partir del cual se puede ir transfiriendo, a través de pequeños buques metaneros a escala y según se vaya necesitando o según vaya habiendo capacidad de acogida a plantas regasificadoras en el norte de Europa o en Livorno (Italia), para poder acceder a todo el espacio de gasoductos comarcales del norte de Europa».
Otra posibilidad es «impulsar los dos gasoductos transpirenaicos que siempre han sido infrautilizados», de modo que funcionen a pleno rendimiento e incluso «fortalecer la capacidad de transferir y utilizarlos para un mayor volumen de gas en los próximos meses». Para exponer su planteamiento, Ribera envió ayer una carta al vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, y a la comisaria de Energía de la UE, Kadri Simson, para iniciar un intercambio de propuestas, ya que «hubiera merecido un debate abierto» con todos los Estados miembros.
No tardó en responderle el portavoz de la CE, Eric Mamer: «Si hay un tema sobre el que los Estados miembros han podido debatir en los últimos meses 'ad nauseam' es el de la energía». Por su parte, el portavoz comunitario de Energía, Tim McPhie, recordó que el plan incluye excepciones por las que los países pueden pedir «una reducción del 5%» del recorte «si pueden demostrar que no están en posición de contribuir» a ese nivel por la «interconexión».
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