![La crisis del mar Rojo empieza a provocar retrasos y alza de costes en la cadena de suministro asturiana](https://s1.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/01/09/90620633--1200x840.jpg)
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Los efectos de la crisis en el mar Rojo se empiezan a dejar notar en Asturias. De momento, el impacto no es intenso, como el que ya registran algunas compañías con presencia en el país, como Michelin, que ha programado paradas en sus plantas de ... Vitoria, Aranda de Duero y Valladolid por la falta de caucho, que viene habitualmente por esa ruta. Sin embargo, las empresas asturianas que tienen más relación comercial con Asia u Oceanía ya están sufriendo retrasos en algunos pedidos y el alza de costes de los fletes.
Las consecuencias de los ataques a buques mercantes por parte de los rebeldes hutíes están haciendo temblar las cadenas logísticas mundiales y su efecto se va extendiendo poco a poco por todo el planeta. «De Asia vino el 14,2% de lo importado a Asturias en 2023, aunque aún no tenemos los datos del año completo, y de Oceanía, un 10%», explica el director general de Asturex, Bruno López, que cree que los efectos de esta crisis, «sin duda, se trasladarán a las empresas asturianas en un efecto látigo». A partir de final de mes considera que habrá un impacto mayor, más para los importadores que para los exportadores. Asturias vende a Asia un 8% del total y a Oceanía, solo un 0,4%.
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De momento, algunas empresas ya están teniendo problemas, sobre todo, las relacionadas con componentes electrónicos, productos químicos, fármacos -sus productos de base en muchos casos provienen de India- y el textil. Un ejemplo de estas últimas es Joluvi. «Lo que ya está embarcado se está retrasando y los precios del transporte se están cuadruplicando», explica su responsable de importaciones, Irene Vigil.
El efecto para las empresas es múltiple. Los productos que ya están de camino tardan más en llegar porque las grandes navieras están cambiando la ruta a través del canal de Suez por la que va por el cabo de Buena Esperanza. Esto implica recorrer 9.000 kilómetros más y alargar la travesía entre 6 y 14 días. Entre un 10% y un 15% del comercio mundial está afectado.
Ahí se registra la primera demora, pero no es la única. Como esos viajes son más largos y los barcos, además, tardan más tiempo en regresar, empiezan a faltar buques y contenedores en los puertos de origen para traer nuevos productos. Por tanto, a menor oferta, precios mucho más caros. Los fletes se están disparando más allá del sobrecoste directo que implica que los buques tengan que realizar una ruta más larga, en la que se consume más combustible y hay que pagar más tiempo al personal. Con esa escasez de cargueros y de contenedores entra de lleno la especulación. «Te dicen que hay un servicio de primera más caro en el que te dan más facilidades», señala Vigil, que aclara que lo que ofrecen es cierta prioridad para poder embarcar sus productos, pero nada más. La suerte, apunta, es que el grueso de sus pedidos se realizan en junio o julio, así que el impacto no está siendo tan importante.
La época es propicia para que las consecuencias de esta crisis sean algo menores o, al menos, para retrasarlas, porque muchas empresas asturianas suelen agrupar sus compras al final del ejercicio para ahorrarse las subidas de costes habituales de cada inicio de año. De ahí que enero sea un mes más flojo, aunque el alza del coste ya está ahí.
Luis Vallina, CEO de Nueso Group, compañía asturiana que se dedica, entre otras actividades, al desarrollo de la cadena de suministro y aprovisionamientos, reconoce que los efectos se empiezan a notar, pero considera que el impacto se percibirá más a medio plazo, en dos o tres meses, y sobre todo en aquellas compañías que están pendientes de componentes electrónicos, como las informáticas o las de la automoción. Igualmente, asegura que muchas empresas ya han diversificado sus suministros tras las crisis logísticas anteriores -por la covid, el atasco del barco 'Even Given' o incluso la sequía que afecta al canal de Panamá-, aunque con algunos componentes electrónicos aún no hay alternativas.
«Están más preparadas para ser más flexibles, otro asunto es el tema de costes», aclara, porque la subida de precios irá contagiando toda la economía, «y seguramente los precios se mantendrán altos más tiempo». Además, esta crisis puede tener impacto en los costes energéticos, ya que es una ruta utilizada habitualmente por gaseros y petroleros. «Si la crisis no se resuelve en el corto plazo, se notará en todos los negocios», que incluso pueden aprovechar estos problemas «como excusa» para un nuevo alza de precios.
De hecho, asegura Vallina, el mayor problema estará en esa inflación añadida, porque la cadena logística se acabará reordenando, aunque hace un apunte más: el medioambiental. Las rutas más largas generan más emisiones y son menos sostenibles, algo a lo que muchas empresas cada vez prestan más atención y se pueden volver a buscar nuevos proveedores más cercanos.
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