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«Presidente: por cada grado que sube el aire acondicionado se consigue un 7% de ahorro energético». La frase podría ser de hoy, pero es de 2011. La pronunció el entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, ante el reproche de José Bono, en aquel ... momento presidente del Congreso, por presentarse a un Pleno a mediados del mes de julio sin corbata. Y no era la primera vez. Ya en 2008 ambos dirigentes socialistas habían tenido sus más y sus menos públicos porque Sebastián decidió quitarse la corbata. Pero no utilizarla en los meses de verano, «salvo en caso de necesidad ineludible, como en actos oficiales externos o reuniones de carácter institucional», era una de las medidas recogidas en la campaña del ministerio para reducir el consumo energético en sus instalaciones y contribuir así a la lucha contra el cambio climático.
Hoy esa batalla contra el calentamiento global está eclipsada por la crisis energética y el temor de Europa al corte total del suministro de gas por parte de Rusia. Y en este contexto, la propuesta de Sebastián, que hace más de diez años dio mucho que hablar y suscitó innumerables chanzas, resulta que no es tan descabellada. De hecho, algunas de las medidas de aquella campaña del Ministerio de Industria, como limitar el aire acondicionado a 24 grados, se están convirtiendo en ley en varios países europeos.
Es el caso de Italia, que el pasado mes de abril aprobó la denominada 'operación termostato' para contener el precio de la energía, desbocado desde la invasión rusa de Ucrania. Entre otras acciones, el decreto del Gobierno de Mario Draghi obliga a limitar la temperatura en todos edificios y dependencias estatales (salvo hospitales y residencias de mayores) entre el 1 de mayo de 2022 y el 31 de marzo de 2023. ¿Y en cuánto se fija ese límite? En invierno, el termostato no debe marcar más de 19 grados (con el permiso de aumentar, como mucho, dos grados) y en verano, no debe ser inferior a 27 grados (también con la posibilidad de bajarlo dos más). El cumplimiento de esta norma estará vigilado por los inspectores de trabajo y su violación puede suponer sanciones de entre 500 y 3.000 euros.
Esta medida, que podría extenderse a particulares, tiene como objetivo final prepararse para un posible corte del suministro de gas ruso, un escenario que insinuó el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, cuando en marzo instó a los europeos a bajar la calefacción o al que trata de anticiparse el Gobierno de Alemania con llamamientos a ducharse rápido o revisar las calderas. «Y tiene que hacerse ahora y no en el otoño», dijo a principios de este julio el presidente de la Agencia Federal de Redes alemana, Klaus Müller,
En la ciudad alemana de Hamburgo, por su parte, han dado un paso más y las autoridades han empezado a advertir ya de un posible «racionamiento del agua caliente» y una limitación de las temperaturas en dependencias particulares. Y ante el incierto contexto internacional, todo esto parece solo el principio.
Así pues, ¿qué podemos hacer para reducir el consumo y ahorrar energía? La Agencia Internacional de la Energía y la Comisión Europea han elaborardo un plan para reducir la dependencia europea del gas y el petróleo que incluye una serie de medidas que pueden aplicar todos los ciudadanos. Si todos los que vivimos en la UE las aplicáramos en casa y en el trabajo, se podría «ahorrar suficiente petróleo para llenar 120 superpetroleros y suficiente gas natural para calentar casi 20 millones de hogares», aseguran ambas instituciones, que tampoco desprecian los beneficios inmediatos para los particulares: «Usar menos energía es una forma concreta para que los europeos reduzcan sus facturas, reduzcan la dependencia de los combustibles fósiles rusos, demuestren solidaridad con el pueblo ucraniano y apoyen la acción climática», exponen ambas instituciones.
Más información sobre la crisis energética en Europa
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Los datos actuales corroboran las palabras de Miguel Sebastián. Bajar la calefacción un grado, permitiría ahorrar un 7% de energía y ahorrar hasta 70 euros en la factura anual y subir un grado el aire acondicionado podría reducir hasta un 10% el consumo de electricidad y ahorrar 20 euros al año. También se aconseja ajustar la temperatura según la habitación de la casa.
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Una instalación adecuada puede suponer un ahorro del 8% de la energía y un ahorro de hasta 100 euros anuales.
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«Más de un tercio de los trabajos en la Unión Europea podrían realizarse desde casa», sostiene el plan europeo, que insta a los empresarios a fomentar el teletrabajo. Trabajar en casa tres días a la semana puede reducir la factura de combustible doméstico 35 euros al mes.
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Conducir de forma más eficiente (conduciendo más despacio y ajustando el aire, por ejemplo); dejar el coche en casa los domingos (en especial, en grandes ciudades); evitar su uso para trayectos cortos que pueden hacerse a pie o en bicicleta; y compartir el vehículo son medidas que, combinadas, pueden suponer un importante ahorro anual.
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El plan de la Agencia Internacional de la Energía señala que reducir la velocidad de las autopistas y autovías en 10 kilómetros por hora podría reducir la factura de combustible en unos 60 euros al año.
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A este respecto, las instituciones europeas señalan que «las autoridades públicas pueden desempeñar un papel importante a través de incentivos temporales para reducir las tarifas de los autobuses públicos, los sistemas de metro y el tren ligero», una propuesta a la que se ha adherido el Gobierno de España y que el de Asturias no descarta. Además, invitan a usar más el tren, en detrimento del avión: «Para distancias inferiores a 1.000 kilómetros, los trenes de alta velocidad proporcionan un sustituto de alta calidad para volar», destaca.
Todas esas medidas son aplicables en cualquier época del año, pero en verano, es recomendable tener en cuenta alguna más que puede ayudarnos a reducir el consumo y la factura eléctricos.
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Es el gasto energético que generan los aparatos conectados a la red, pero que no se están utlizando. Puede suponer hasta un 12% de la energía del hogar. Por eso, es importante acordarse de apagar los electrodomésticos que no sean indispensables al salir de vacaciones. Incluso se aconseja vaciar la nevera, la que más consume, para poder desenchufarla también.
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Frente al aire acondicionado, que dispara el consumo, se recomienda este tipo de ventiladores, que generan corrientes de aires y refrescan las estancias de forma mucho más sostenible. Además, se recomienda ventilar la casa en las horas de menor temperatua, como las primeras horas de la mañana o durante la noche, así como aislar puertas y ventanas y bajar las persianas en las horas de más calor del día.
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