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P. L.
OVIEDO.
Miércoles, 11 de julio 2018, 04:14
El carbón con el que se alimentan las centrales térmicas de la comunidad supone el 23% del tráfico de mercancías de El Musel y el 12% de su facturación (alrededor de siete millones de euros anuales). Estas cifras dan idea del peso esencial que tiene este mineral en el principal puerto asturiano. Así lo explicó ayer el presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón, Laureano Lourido, en la jornada sobre descarbonización organizada por la Federación Asturiana de Empresarios (Fade). Después de unos «muy difíciles» a causa del sobrecoste que supuso la ampliación de la dársena gijonesa, El Musel comenzó a repuntar, en términos de beneficios, en 2016.
«A partir de 2023 nuestro resultado estaría en seis millones de euros. Si perdemos esta facturación (la del carbón térmica), volveremos a cero o a números negativos», indicó. Aunque las pérdidas serían aún más mayores si se suman las que registrarían los servicios técnico-náuticos. Así, Lourido detalló que el practicaje dejaría de facturar entre 250.000 y 300.000 euros anuales; unos 200.000 los amarradores; los consignatarios, 500.000 y 1,3 millones los remolcadores. En total, la merma en la facturación ascendería a entre nueve y diez millones cada año. En cuanto a la EBHI, la terminal de graneles sólidos, percibiría un 40% menos por la pérdida de descargas. Pero el impacto de llevar a cabo una descarbonización exprés no se quedaría ahí. El presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón hizo alusión al perjuicio que ocasionaría al transporte. «A diario salen 374 camiones cargados de carbón con destino a las centrales térmicas», apuntó. De modo que, aunque algunos de ellos dan dos viajes en cada jornada, «unos doscientos transportistas se quedarían sin empleo», aseguró.
Por otro lado, Lourido destacó que la Autoridad Portuaria de Gijón trabaja en la diversificación de tráficos para hacer frente a la descarbonización, que será inevitable debido a las exigencias de la Unión Europea. «Tendremos en amrcha oportunidades cuando se ponga en marcha la regasaficadora», apuntó. Para la apertura de esta instalación es clave que haya demanda. Con el cambio normativo, el exministro de Energía, Álvaro Nadal, confió en que cambien las condiciones para hacer más atractivo el sistema gasístico español para operaciones internacionales.
Ahora, la pelota está en el tejado del Gobierno del PSOE, concretamente en el nuevo Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera. Su puesta en funcionamiento está más cerca después del cambio normativo que se produjo el pasado 25 de mayo. El Consejo de Ministros aprobó ese día el real decreto que levanta el anterior, de 2012, que prohibía nuevas autorizaciones en el sistema gasista. La nueva normativa regula los peajes que reconocen las funciones que se han venido planteando desde Enagás, como el 'bunkering' y el almacenamiento de gas.
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