La fusión de Liberbank y Unicaja, que ha fructificado al segundo intento, es casi una necesidad dada la situación actual del mercado y los desafíos que plantea. El presidente del banco malagueño, Manuel Azuaga, explicó, en la presentación del proyecto el pasado miércoles, ... que esta unión permitirá hacer frente a los retos presentes y futuros. No solo por el aumento de tamaño, que no es un fin en sí mismo, sino por «incrementar de forma notable la eficiencia, la rentabilidad y la fortaleza financiera». Esta es la razón que también esgrimen los reguladores para promover las fusiones, que podrían no haber finalizado para Liberbank y Unicaja.
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De hecho, el nuevo grupo bancario está dispuesto a defender el quinto puesto que ocupará dentro del sector financiero español. Y, por ello, el consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, aseguró que están «abiertos a considerar otras oportunidades». «Todo es posible. Entendemos que esta es una buena operación, pero no sabemos si puede haber más, o no. Por dimensión y por cómo es el mapa bancario español, podría ser», aventuró. Entre el abanico de posibilidades, destaca una: Ibercaja. Nada más conocerse que ambas entidades habían retomado las negociaciones para la fusión, surgieron los primeros informes de analistas que apuntaban esta opción.
Porque, pese al significativo aumento de tamaño, la entidad resultante sigue siendo pequeña en comparación con el resto de la gran banca. Además, se da la circunstancia de que, si se unieran otras antiguas cajas entre sí, como Ibercaja, Abanca y Kutxabank, se situarían como cuarto banco del país, al desplazar al Sabadell. De manera que Unicaja y Liberbank bajarían una posición, hasta la sexta. Así las cosas, parece conveniente agregar nuevos aliados.
Aunque la intención de Ibercaja (con algo más de 58.000 millones de euros en activos) es continuar en solitario en el futuro más inmediato –tiene previsto presentar en breve un nuevo plan estratégico 2021-2023–, las presiones de los reguladores para integrarse en una entidad más grande son intensas. Según un informe de la agencia Moody's, tendría un sentido estratégico que Ibercaja se uniera a Unicaja y Liberbank porque produciría el mismo tipo de sinergias y los costes adicionales serían limitados. Además, la entidad añadiría una gestión de activos más sólida, así como su negocio de seguros y su presencia en Aragón.
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Ajustes laborales
Antes de pensar en añadir nuevos compañeros de viaje, Unicaja y Liberbank deben finalizar su proceso de fusión. Entre las tareas pendientes están las correspondientes a la reestructuración de ambos negocios para formar uno solo. Aún se desconocen los detalles de los recortes que acarreará la fusión que ambas entidades presentaron esta semana. Menéndez aseguró que el impacto laboral se prevé «muy limitado» porque no hay un excesivo solapamiento en las comunidades donde ahora están presentes ambos bancos:Asturias, Cantabria, Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía. No obstante, analistas del sector financiero apuntan a que ese ajuste podría afectar a 2.000 empleados y a unas 400 oficinas en toda España. El que ocupará el quinto lugar entre los mayores bancos del país por volumen de activos (más de 109.000 millones de euros) suma más de 1.500 sucursales y cerca de 10.000 trabajadores.
La entidad combinada destinará 378 millones a costear el exceso de capacidad, es decir, a los ajustes para adecuar las estructuras de Unicaja y Liberbank a una sola. La sede central del nuevo banco, que llevará el nombre de la entidad mayoritaria, se situará en Málaga, aunque está previsto que se mantengan los servicios centrales en otras localizaciones. Si bien en las oficinas no hay demasiada coincidencia porque las zonas de influencia de cada uno son distintas, sí puede haber más solapamientos en los servicios centrales –aún queda una parte en Asturias, pero la mayoría se trasladó a Toledo y Madrid– y en las oficinas de la capital española, Cáceres y Ciudad Real. En Asturias, se concentra más del 23% de la plantilla de Liberbank, es decir, alrededor de 850 personas. Una cifra que ha ido descendiendo notablemente en los últimos años. Sin ir más lejos, en 2013 ascendían a 1.242. La misma tendencia han registrado las sucursales, que ahora suman 162, según recoge la propia página institucional de Liberbank.
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Menéndez –quien también será consejero delegado de la nueva entidad– señaló que ambos bancos manejan previsiones de ajustes, pero eludió dar cifras antes de comunicarlas a los sindicatos, con quienes iniciarán una negociación para intentar consensuar esos recortes. No serán los únicos que se producirán en Asturias en los próximos meses. Banco Santander plantea la salida de 80 trabajadores dentro del ERE acordado en diciembre con los sindicatos. Mientras que BancoSabadell pone sobre la mesa un recorte de 72 puestos en las oficinas asturianas.
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