LUCÍA PALACIOS
MADRID.
Viernes, 11 de septiembre 2020, 02:39
Menos jubilaciones anticipadas y más trabajadores que deciden alargar su vida laboral más allá de los 65 años. Esta ha sido siempre una de las grandes medidas de reforma del sistema de pensiones que el actual ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ... ha defendido para tratar de contener el gasto y aumentar los ingresos. Así lo hizo el pasado miércoles en su comparecencia ante la comisión del Pacto de Toledo pero sin profundizar, algo que ayer sí hizo en una entrevista en Onda Cero.
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La propuesta que tiene encima de la mesa el ministro es «corregir los elementos distorsionantes de la regulación de las jubilaciones anticipadas», es decir, cambiar el modelo actual que, a su juicio, «no está bien diseñado», a la vista del «exceso de jubilaciones anticipadas voluntarias» que hay. Uno de cada seis jubilados se retira antes de tiempo voluntariamente e incluso más de cuatro de cada diez jubilaciones son antes de la edad legal.
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¿Cómo se desincentiva esto? Existen unos coeficientes reductores que oscilan entre el 6% y el 8% de merma de la base reguladora (que es sobre la que se calcula la prestación final) por cada año que se adelante su retiro. Sin embargo, esa reducción se sitúa en el entorno del 2% o 3%, lo que es «un desincentivo bajo», según admitió el ministro. La razón es que el coeficiente reductor del 8% se calcula sobre la base reguladora que es muy superior a la pensión máxima -ya que esta está topada- y la base reguladora se reduce sin que apenas afecte a la prestación. Por ello, lo que pretende Escrivá es que la reducción del 8% anual se aplique sobre la pensión para que haya una reducción real. Como cualquier otra reforma de pensiones, esta se haría de forma gradual.
Por ejemplo, para una persona que haya estado cotizando por la base máxima (48.841 euros al año) y quiera jubilarse a los 63 años su pensión sería de 36.064 euros al año, en lugar de los 37.566 que le corresponderían si se jubilara a los 65. Esto supone solo un recorte real del 2% por cada año, algo que sucede porque la base reguladora por la que se le calcula (4.070 euros al mes) es muy superior a la pensión máxima (2.683 euros mensuales) y esa fuerte diferencia entra la base máxima y la pensión máxima reduce la merma del 8% al 2%. Así, su penalización por retirarse dos años antes es de poco más de 100 euros al mes, mientras que si se le aplicara el 8% real por cada año, como sugiere Escrivá, la pérdida se cuadruplicaría y llegaría a los 430 euros al mes.
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El actual diseño de recortes beneficia a las rentas más altas, ya que un cotizante medio, el que viene a ganar unos 1.600 euros a mes, si se jubila a los 63 años sí sufriría un recorte real de su pensión del 8% anual, con lo que su prestación sería de 1.075 euros al mes, en lugar de los 1.280 euros que cobraría si lo hiciera a los 65 años, es decir, perdería cada mes 205 euros.
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La otra línea que maneja el ministro para retrasar la edad efectiva de jubilación es crear nuevos incentivos que realmente animen a las personas cercanas a la jubilación a retrasar el retiro.
En la actualidad la media de jubilación se sitúa en los 64,6 años, pese a que la edad legal es de 65 años y diez meses para quienes no tengan largas carreras de cotización.
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