Las empresas no se quieren quedar atrás en la implementación del desarrollo de políticas sostenibles, conscientes de la importancia de revertir en la sociedad sus propios beneficios. Prueba de ello, son los ejemplos unánimes de Caja Rural, CaixaBank, EDP y Arpa Equipos móvil de campaña ... , que explicaron qué acciones están llevando a cabo en el seno de sus compañías para lograr estos objetivos que consideran «fundamentales». Lo hicieron durante la jornada organizada por EL COMERCIO bajo el título 'La Responsabilidad Social Empresarial en Asturias: el único camino a seguir'. El director del diario, Marcelino Gutiérrez, se encargó de abrir el acto centrando el tiro el que allí se hablaría durante las dos horas siguientes: «La contribución social de las empresas ya forma parte de su ADN, un espíritu que impulsa este proyecto de EL COMERCIO».
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Clara Arpa arrancó con de forma contundente su charla: «He venido a remover conciencias». No es una voz cualquier en esta materia, es miembro de la Junta del Pacto Global de Naciones Unidas y miembro del comité ejecutivo de la CEOE en materias de desarrollo sostenible. Arpa, que priorizó los objetivos de lucha contra el cambio climático y las desigualdades sociales, subrayó que «podemos cambiar el mundo si hacemos un uso racional de nuestros recursos». Esta fue muy crítica con el ámbito académico del que dijo que no se están implementando material trasnversales que conciencen a los universitarios en la importancia de estas materias. «No puedo contratar a alguien al que le tenga que explicar cómo es el desarrollo sostenible, no puedo empezar a explicarle qué es un plan de igualdad y qué es una perspectiva de género», subrayó. Por otra parte, reivindicó el papel de las pymes «que es el colectivo más grande y más ninguneado del mundo, porque ni estamos ni se nos espera, somos los más perjudicados». Y por ello, reivindicó que precisamente por la pequeña empresa pasa el «motor del cambio». Tras una disección de los objetivos de desarrollo sostenible, recordó que estos son una herramienta para conseguirlos pero «necesitamos hacer valer ese punto donde se habla de alianzas entre la sociedad civil, las administraciones, las universidades, el sector privado y la comunidad científica». Y ahí, de nuevo, el foco en los pequeños empresarios: «Nosotros no nos movemos por una cuenta de explotación sino por otras muchas más cosas, que vayan bien las cosas, que nuestros empleados estén contentos, que revirtamos a la comunidad lo que la empresa ha ganado».
«No tenemos que hablar de la riqueza que generamos si no en cómo lo hacemos», concluyó al tiempo que pedía mecanismos para «ser parte de la solución y no del problema cuando buscamos ese objetivo de ser responsables socialmente».
Tras la ponencia inaugural llegó el turno de la exposición de casos prácticos a través de tres empresas con implantación en la región: Caja Rural de Asturias, CaixaBank y EDP. Una mesa redonda, moderada por coordinadora de AsturiasInnova+ de EL COMERCIO, Cristina Tuero, donde quedó patente el nivel de implicación de las mismas en el desarrollo sostenible.
El director de Instituciones Asturias de CaixaBank, Iván Ardura, enfatizó que su compañía tiene un «compromiso económico con los accionista pero más importante el social con la sociedad para contribuir a que está sea más justa y equilibrada». Tras poner ejemplo de algunas acciones en marcha como su trabajando en la lucha contra el ELA y diversos programas de voluntariado, Ardura destacó el «compromiso de no cerrar ninguna oficina rural en el Principado» como una de las medidas para frenar la Asturias vaciada. «Tenemos un compromiso social», aseveró.
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Por su parte, Yolanda Fernández Montes, directora de Sostenibildiad, Medio Ambiente, Innovación y Calidad, destacó que «no puedes generar riqueza sin tener en cuenta otros ejes de la sotenibilidad». Fernández Montes quien reconoció que no es fácil trasladar algunas iniciativas en el seno de la empresa puso como ejemplo «el control de que nuestros proveedores cumplan con los derechos humanos o que los consumidores se sientan más reconocidos y mejor atendidos».
Cerró las intervenciones Manuel Riestra, vicepresidente de Caja Rural de Asturias. Este destacó la forma de entender la compañía no mirando a los beneficios sino «en cómo los conseguimos». En este sentido, dejó claro que el «futuro de una empresa pasa por hacer las cosas cada vez mejor, y que se consiga forma parte de nuestra responsabilidad». Caja Rural de Asturias, que está implicada en acciones conjuntas con la universidad o Cruz Roja, estableció el principio que mueve sus decisiones: «Que todo lo que podamos aportar repercuta en todos los asturianos».
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