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Salvador arroyo
Corresponsal en Bruselas
Lunes, 15 de noviembre 2021, 13:09
A un mes de que el Banco Central Europeo (BCE) celebre esa reunión clave en la que, previsiblemente, concretará el final del programa de compras de emergencia (PEPP por sus siglas en inglés) en marzo del próximo año y la estrategia que se seguirá a ... partir de ese momento, Christine Lagarde ha comparecido este lunes ante los miembros de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.
La presidenta del principal emisor del euro ha incidido ante los eurodiputados en que la elevada inflación (en octubre alcanzó el 4,1%) se moderará a lo largo del próximo año aunque «su disminución llevará más tiempo de lo que esperábamos inicialmente», insistiendo, además, en que en 2022 «no se darán las condiciones» que se ha marcado el propio BCE para empezar a subir los tipos.
Su diagnóstico sobre causas y evolución no varía. Los cuellos de botella de la oferta; los precios más altos de la energía -que en octubre supusieron «más de la mitad de la inflación general»- y la «reversión del recorte temporal del IVA» en Alemania están generando esa tormenta perfecta que está disparando los precios. «El último factor quedará fuera del cálculo de la inflación a partir de enero de 2022, pero los otros dos pueden durar más», ha subrayado la francesa, aunque confía en que el impacto sea cada vez más moderado; «relajación» en costes energéticos y equilibrio entre oferta y demanda.
Así que, «en general, seguimos previendo que la inflación a medio plazo se mantendrá por debajo de nuestro nuevo objetivo simétrico del 2%», ha remarcado. En cualquier caso, la energía y los cuellos de botella, están afectando al crecimiento. Y su mayor persistencia suponen «riesgos». Primero porque aunque «el gasto del consumidor es sólido», la escasez de materiales, equipos y mano de obra afectan a la producción y, en consecuencia, estrangulan el consumo. Y porque los altos precios de la electricidad también frenan la voluntad de gastar más «al limitar el poder adquisitivo».
La máxima responsable del Banco Central Europeo ha planteado también que «Queremos que Eurostat incluya los costos de la vivienda en la medición de la inflación». Una medida que considera relevante para ofrecer una mejor fotografía de situación. «Desempeñará un importante papel complementario e informará nuestras decisiones de política monetaria».
Respecto a lo que puede suceder a partir de finales de marzo, una vez se dé por cerrado el PEPP, Lagarde ha vuelto a remitir a la reunión que celebrará la cúpula del Banco en diciembre. Ha insistido en el término «recalibración» para definir el 'modus operandi' que seguirá el BCE.
Ahondando así en la idea de que no habrá un vacío de estímulos para la economía una vez se cierre ese programa excepcional de compra de activos. «Incluso después del final esperado (del PEPP) seguirá siendo importante que la política monetaria, incluida la calibración adecuada de las compras de activos, respalde la recuperación en toda la zona del euro y el retorno sostenible de la inflación a nuestro objetivo del 2%», ha indicado.
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