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La Pereda inicia su transformación hacia un modelo más sostenible. El consejo de administración de Hunosa aprobó ayer el plan de transformación de la central térmica, que sustituirá el carbón como principal combustible para empezar a quemar biomasa forestal, lo que abre una vía para ... respaldar su actividad en el futuro, al contrario que sucede con otras térmicas. En palabras de la hullera, «se trata del proyecto que garantiza la supervivencia de la principal fuente de ingresos de la compañía y un gran paso en el papel que Hunosa pretende asumir en la transición justa a una economía descarbonizada». El documento recoge que se mantendrán los 73 empleos actuales en la planta y se estima la creación de 197 nuevos puestos de trabajo, asociados, sobre todo, al la gestión de la biomasa. Esta iniciativa, acordada en el plan de empresa 2019-2027, comienza ahora un arduo proceso de tramitación. El siguiente paso es recibir la autorización del consejo de administración de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) –accionista universal de Hunosa– y pasar por el correspondiente proceso de subastas de energías renovables.
El plan de La Pereda, en sintonía con las políticas energéticas que se desarrollan en España y el resto de Europa, pretende dar respuesta a un triple objetivo: asegurar la rentabilidad de la central y de Hunosa, contribuir a una economía limpia y sostenible y favorecer la vertebración de la región y comarcas afectadas. El uso de la biomasa es una vieja reivindicación del SOMA-Fitag-UGT y CCOO, que ven en este combustible vegetal una vía de negocio para asegurar la actividad en la hullera y generar puestos de trabajo en unas comarcas muy afectadas por el cambio de modelo productivo. Asimismo, este proyecto «tiene vocación de ayudar al necesario impulso de la gestión forestal de los bosques, una asignatura pendiente en una parte importante de los montes asturianos».
El plan también incide en el empleo y tiene una consideración especial para los puestos de trabajo afectados por el cierre de instalaciones dependientes del carbón. En cuanto a la adaptación material de La Pereda, supone un conjunto de modificaciones técnicas, que comenzarán a ejecutarse a finales de 2021. Algunas de ellos son: la adaptación de la caldera, la incorporación de una tecnología que incrementa la potencia neta de la planta con la mejora de la eficiencia del ciclo de refrigeración y la habilitación de un sistema de almacenamiento logístico del combustible. Estas modificaciones requerirán una inversión de 41 millones.
La transformación de La Pereda a la biomasa «es una pieza fundamental para garantizar la viabilidad de la empresa y todo el Grupo Hunosa», destacó ayer el presidente de la compañía, Gregorio Rabanal. Por su parte, el secretario general del SOMA-Fitag-UGT, José Luis Alperi, señaló que es necesario que la central ofrezca la posibilidad de «crear un biopolo forestal que garantice el suministro a la térmica, y que permita acoplar el interés que pueda tener Hunosa, con sus más de 3.000 hectáreas, con los de otras empresas, centros de investigación y propietarios forestales».
Para su homólogo en CCOO, Adrián Miguel, «Hunosa debe seguir siendo un actor protagonista en la generación de un tejido industrial alternativo en las comarcas mineras», y, por ello, ve con buenos ojos este plan y su previsión de generar empleo, «algo verdaderamente imprescindible para CC OO para lograr que esta transición ecológica sea justa para todos los trabajadores dependientes de Hunosa».
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