El eco internacional, una de las claves del éxito
60 años de la huelga de 1962 ·
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60 años de la huelga de 1962 ·
Las huelgas de 1962 recordaron al mundo que los españoles seguían viviendo bajo un régimen autoritarioLa chispa que se prendió en Asturias en abril de 1962 iluminó al mundo para recordarle que los españoles seguían viviendo bajo un régimen dictatorial. Los ecos de las huelgas iniciadas en el pozo Nicolasa resonaron en todos los continentes y desataron una ola de solidaridad con los mineros y el resto de trabajadores en lucha. Los medios de comunicación de la época siguieron con atención los acontecimientos, eso sí, aquellos que estaban más allá de las fronteras nacionales y, por tanto, libres de la censura. De modo que los españoles tenían que recurrir a las crónicas internacionales para conocer qué ocurría realmente en los núcleos industriales del país.
Radio España Independiente, conocida popularmente como la Pirenaica, desempeñó un papel clave en este sentido, ya que era el único medio clandestino al que podían acceder con algo más de facilidad los habitantes de este país. Creada por el Partido Comunista en el exilio, fue un altavoz esencial para amplificar los avances de la 'Huelgona'. También hubo emisiones en castellano en Radio París y la BBC que llegaron a oídos de los españoles.
Asimismo, la prensa escrita siguió la evolución de las protestas de los trabajadores. Destacable fue la cobertura de 'Le Monde' –que se podía conseguir en algunos puntos de España–, que incluso llevó a su portada que Franco había decretado el estado de excepción en Asturias. Además, el diario francés dedicó un editorial con un revelador título: «España se mueve». Según expone el historiador Abdón Mateos en el libro 'Las huelgas de 1962 en España y su repercusión internacional', «la emoción desatada entre la opinión pública internacional ante las huelgas de Asturias superaba con mucho la simpatía que había producido cualquier otro movimiento social anterior, como la huelga general de mayor de 1947 en Vizcaya, el boicot ciudadano contra los tranvías en Barcelona durante marzo de 1951 o las protestas estudiantiles de febrero de 1956 en Madrid».
Fueron muchas más las cabeceras que recogieron informaciones sobre esa huelga del silencio, como se la denominó, que se tornó en grito para denunciar lo que ocurría en España. Noticias que tuvieron impacto en la sociedad, que se tradujo en «manifestaciones, protestas, declaraciones de solidaridad con los mineros, de condena del franquismo, de denuncia de la falta de libertades», señala Rubén Vega, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo y exdirector de la Fundación Juan Muñiz Zapico. Se produjeron movilizaciones por toda Europa –más numerosas en Francia y Alemania por la presencia de comunidades asturianas– y también al otro lado del charco:en Sídney (Australia), Montreal (Canadá), en varios puntos de Estados Unidos, Uruguay... Incluso llegó dinero para la causa procedente de sindicatos de Kenia y de Marruecos, apunta.
Justo después de la huelga de Asturias tuvo lugar «lo que la propaganda del régimen llamó el contubernio de Múnich, una reunión de elementos de la oposición del interior y del exilio, de gente que había estado en los dos lados en la Guerra Civil», explica Vega. Un encuentro para avanzar en la construcción de una España libre, en el que participaron figuras como Rodolfo Llopis y José María Gil-Robles. Esta sucesión de acontecimientos «creó una situación muy incómoda en el plano internacional para el régimen».
El presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, Darío Díaz, lo explica claramente:«Puso al régimen a los pues de los cabellos en el sentido de que tuvo repercusión en los gobiernos y la opinión pública, lo que significaba que algo se estaba moviendo». La 'Huelgona' y las reacciones que provocó fueron «un revulsivo importante», hasta tal punto que el Gobierno de Franco puso todo su empeñó en «ocultar» lo que ocurría. Sesenta años después, «es necesario recordar» la trascendencia de una revolución que comenzó en las entrañas del pozo Nicolasa.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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