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Como todas las empresas en su arranque, las expectativas eran máximas, pero la incertidumbre también. Por eso, cuando Pablo Campos-Ansó tiró del carro de Guppy, el innovador proyecto de movilidad sostenible del Grupo Junquera Marítima, lo hizo con ambición, pensando en lograr esa ... iniciativa de movilidad sostenible integral en Asturias. Pero lo que comenzó siendo una idea de provincia, ha crecido hasta una idea de territorio nacional que, en estos momentos, está en su punto clave: en diciembre del año pasado alcanzaban Cantabria (Santander y Torrelavega), a lo largo de este año esperan entrar en Castilla y León, y en dos años el plan de expansión incluye diez provincias. De hecho, han mantenido contacto con ayuntamientos e inversores también en el País Vasco, Galicia, Aragón, Navarra, Andalucía y Comunidad Valenciana.
Pero volvamos al principio. ¿Qué es Guppy y cómo funciona? Como ellos mismos se definen, son «mucho más que un 'carsharing' de vehículos eléctricos». Se articulan como servicio de movilidad sostenible con carácter integral - «eficiente, inteligente, versátil y en expansión» -. Coches 100% eléctricos, «con cero ruidos y cero emisiones», que se cargan con energía solar. Porque en cada centro de operaciones realizan una instalación fotovoltaica que es la que permite recargar la flota.
Dos personas se encargaron de diseñar ese proyecto y en menos de dos años el equipo suma 30 empleos directos y otro medio centenar indirectos. «Hemos metido en la empresa un conocimiento que le aporta un gran valor y nos hace ser diferenciales respecto a nuestra competencia. Tenemos bajo control propio la aplicación, las herramientas de análisis y gestión, los algoritmos los desarrollamos con ingenieros de nuestro equipo, la tecnología de conectividad en dispositivos IoT y la lógica de conexión es nuestra. Es una fortaleza», apunta el responsable de Innovación y Desarrollo del Grupo.
Considera Campos-Ansó que, a pesar de la buena evolución que experimenta su negocio, en Asturias hay mucha tarea pendiente en materia de movilidad sostenible. Si bien en Gijón, epicentro del lanzamiento y sede central, la acogida y expansión ha sido «muy buena y en los barrios nos demandan más puntos Guppy», en Oviedo y Avilés no puede decir lo mismo -Guppy tiene 15 puntos en toda Asturias: 10 en Gijón, 4 en el entorno de Oviedo y uno en Avilés, con 60 plazas en exclusiva. En Cantabria, tiene 8 puntos y 30 plazas-.
En la capital asturiana, la ordenanza municipal que libera al coche eléctrico del pago del estacionamiento le exige al usuario sacar el ticket de la ORA y renovarlo cada dos horas, «lo que es incompatible con un sistema de movilidad compartida. Hemos tenido muchas conversaciones en Oviedo, pero no podemos prestar el servicio como nos gustaría». Y en Avilés la situación es similar, con el coche eléctrico exento de pago, pero «sin poder prestar el servicio desde el 1 de enero por falta de respuesta ante la forma operativa de hacerlo».
Para Pablo Campos-Ansó esta es la máxima urgencia: una estandarización de la normativa a nivel nacional. «No es eficiente ni lógico que los propios ayuntamientos te expresen sus dificultades y dudas sobre cómo facilitar que prestemos el servicio». La situación, sin embargo, no les ha frenado y siguen «tocando ciudades y provincias, luchando por la interregionalidad y la interciudad, un concepto que no tienen el resto». Pero, insiste, para eso es clave una regulación estatal única.
Otra clave en la que trabaja Guppy es la búsqueda de esos desplazamientos 'solo ida', dando relevancia al transporte intermodal. «No somos una alternativa al transporte público, sino un complemento, lo que favorece la flexibilidad y movilidad a las personas».
Si bien Guppy calcula en seis meses la media de instalación para empezar a funcionar en cada zona, el proceso ahora, con esa dificultades, se puede llegar a alargar un año. Lo que sí tienen claro es que en cada sitio de despliegue no estarán solos: el conocimiento, la marca y la tecnología será asturiano, pero la gestión de la flota es local. Así, suman socios colaboradores en empresas del sector: concesionarios, aparcamientos o empresas de alquiler «que quieran adecuarse a las nuevas formas de moverse». De esta manera, en cada lugar que se implantan generan 10 empleos directos, invierten en una instalación fotovoltaica local y se compran los coches a los concesionarios locales.
Con un futuro prometedor, Campos-Ansó mira también al plan de recuperación europeo y a unos fondos que serían esenciales para escalar ese proyecto a nivel nacional, que ellos calculan en 100 millones de euros y mil vehículos. «Es muy ambiciosa y requiere de presupuesto y colaboración». Mientras, se involucran en proyectos de investigación, como el que mantienen con el grupo SEA de la EPI sobre el aumento de la autonomía por modularización de baterías en coches eléctricos o el proyecto de baterías de segunda vida para sistemas estacionarios.
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