España soporta la mayor subida de precios desde hace 37 años

En tasa mensual (marzo sobre febrero), la inflación repunta un 3%, su mayor alza desde 2002, con el impacto de la guerra de Ucrania en el centro del escenario, lo que ha conllevado la subida de los precios energéticos y problemas en las cadenas de suministros por la falta de materias primas.

Así lo explican fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos, que aseguran que un 73% del incremento se debe al efecto de la invasión rusa. Por ello, consideran «urgente» desplegar el plan de choque aprobado el pasado martes. El objetivo es «poder revertir esta tendencia alcista, frenar el aumento de costes a empresas y familias e iniciar a corto plazo la reducción de la inflación a niveles más moderados». El propio presidente del Gobierno reconoció ayer en su intervención en el pleno del Congreso que el 9,8% es «un mal dato», pero confió en que las medidas adoptadas permitan «estabilizar» la evolución del IPC. Así, se mostró convencido de que el plan de choque y el acuerdo en la UE para 'topar' el precio de referencia del gas van a permitir «doblegar la curva y estabilizar la evolución del coste de la vida».

Pese a la generalización de las consecuencias de la guerra, España registra una tasa mucho más elevada que la de países del entorno que también las están sufriendo, como Alemania, donde los datos regionales publicados ayer prevén que la inflación de marzo ronde el 7%; es decir, dos puntos superior a la contabilizada en febrero pero aún casi tres por debajo de la española.

Que no solo tira al alza del IPC la subida de la energía lo demuestra la tasa de inflación subyacente, que trepó en marzo cuatro décimas hasta situarse en el 3,4%, la más elevada desde 2008. Por su parte, el IPCA, que proporciona una medida común de la inflación para poder hacer comparaciones internacionales, se situó también en el 9,8% en tasa anual, más de dos puntos por encima de la de febrero.

El Banco de España ya había adelantado la víspera que el dato de inflación que se conocería ayer sería «particularmente negativo». El gobernador Pablo Hernández de Cos aseguró que la guerra está generando un «shock energético» y advirtió de que los precios se mantendrán caros; no en los niveles actuales, pero sí más que hace un año. Así, abogó por un pacto de rentas entre trabajadores y empresas, de forma que unos sacrifiquen parte de poder adquisitivo y otros, parte de sus beneficios, a fin de contener la subida.

El profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea José Manuel Corrales explica a este periódico que las medidas adoptadas por el Gobierno pueden tener «efectos positivos en el control de la inflación», aunque dependerán en gran medida de cuánto se prolongue la guerra «y del grado de consenso político e institucional» que coseche el Ejecutivo. El experto vaticina que la inflación media del año pueda llegar a ser del 7%.

El IPC solo superó el doble dígito en 1984, precisamente como consecuencia de la grave crisis energética y de petróleo, que llegó a dispararlo al 15%. Entonces, el Gobierno devaluó la peseta para contener los precios.