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El Grupo Daniel Alonso ha recuperado «prácticamente en su totalidad» la cifra de negocio que tenía antes de la llegada de la pandemia. Así lo afirmó esta mañana Víctor Martínez en los Cursos de la Granda que se celebran en el hotel Palacio de Avilés. ... El director de Operaciones de Idesa, la segunda firma del conglomerado empresarial por detrás de Windar con más de 60 millones de euros anuales de facturación y entre 250 y 300 empleados, señaló que las previsiones del grupo pasan por «seguir creciendo» en la región. «Durante los últimos años se ha crecido mucho en Asturias, sobre todo en las instalaciones de Avilés, donde Windar casi duplicó su capacidad de producción con las instalaciones de laminación y los hornos de fosa de Arcelor. La previsión es que haya nuevas inversiones», señaló.
La ponencia que desarrolló Víctor Martínez esta mañana llevaba por título 'Desafíos de la transición energética para la industria del metal. Ejemplo en Idesa, Grupo Daniel Alonso'. El camino emprendido por esta firma años atrás demuestra el cambio que se vive en el sector energético, donde las tecnologías intensivas en emisiones están dando paso a otras completamente limpias o mucho menos contaminantes que las actuales. Un cambio que arrastra al metal. Tradicionalmente dedicados a la fabricación de bienes de equipo para el sector del gas y el petróleo, Idesa ha ido reconvirtiendo sus productos para meter la cabeza en un mercado más verde. El cambio no solo ha venido de nuevos clientes, sino que algunos de los tradicionales vinculados al petróleo y el gas, «tradicionalmente más reticentes a la transformación», también se suman ya a la transición. «Las circunstancias nos llevan a buscar nuevos nichos de mercado», explicó Víctor Martínez.
Sectores como la transformación de la forma de propulsión de los barcos, donde el gas natural licuado tendrá una importante presencia, el almacenamiento y captura de CO2 o el almacenamiento y transporte de hidrógeno verde son nuevas líneas de negocio para esta empresa. «Teníamos que buscar otro tipo de mercados que garantizaran nuestra viabilidad y, por suerte, lo hemos conseguido», expuso el director de Operaciones de Idesa, una firma que participará en el proyecto de producción de hidrógeno verde que Iberdrola plantea en Puertollano. «Somos moderadamente optimistas de cara al futuro. Nuestra cartera de pedidos podrá cambiar de las fórmulas tradicionales a las ligadas a la transición energética», afirmó.
Para conseguir el objetivo habrá que superar una serie de retos. Las energías renovables, para ser competitivas, «necesitan economías de escala», con mayores dimensiones de los equipos, lo que obliga a los fabricantes a replantearse sus instalaciones y las inversiones necesarias. La «urgencia» en la entrega de estos proyectos y el hecho de moverse en un mercado «global» suponen además dificultades que estas empresas deben superar. A todo ello se une la «escasez de personal» en cuestiones ligadas a la fabricación para puestos como soldadores o caldereros, pero también en perfiles digitales, «tanto en taller como en oficinas».
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