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PALOMA LAMADRID / NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Miércoles, 9 de marzo 2022, 01:18
La situación es insostenible desde hace meses, pero ahora la gran industria ya se ha visto obligada a tomar medidas contundentes para intentar afrontar la desorbitada subida de los precios de la energía sin morir en el intento. Porque el panorama es tan sombrío ... que ya hay electrointensivas que producen a pérdidas. En esta coyuntura se encuentra Asturiana de Zinc, para la que la factura eléctrica ya supone más del 75% de los costes totales de producción, porcentaje que amenaza con seguir subiendo si el mercado de la energía continúa su tendencia alcista.
En AZSA, producir una tonelada de zinc requiere de 4 MWh. Antes de la escalada de precios -que ya acumula varios meses-, el MWh rondaba los 40 euros, de modo que el incremento en la producción es estratosférico. En detalle, de costar 160 euros por tonelada a 2.800 en su pico más alto (ayer por la tarde se alcanzó el momento más caro de la historia, 700 euros/MWh). Casi 18 veces más. Y no solo se ha disparado la energía, sino que también lo han hecho otros costes esenciales, como los salariales y los relativos al mantenimiento, entre otros. Así las cosas, la compañía produce ya a pérdidas.
También Arcelor afronta graves dificultades por el peso de la tarifa eléctrica en su estructura de costes. Si bien es cierto que las plantas asturianas no se ven tan afectadas como otras por el hecho de desarrollar el proceso siderúrgico integral. Es decir, que las instalaciones se alimentan de cok, con lo que los costes no son tan elevados como aquellas factorías que tienen talleres eléctricos. Es el caso de la planta de Olaberría, en Guipúzcoa, que fabrica vigas para la construcción, que paró ayer desde las siete de la mañana hasta medianoche. Pero no descartan más detenciones de la actividad en días sucesivos, en función de las tarifas de la luz.
Se trata de unas instalaciones que no cuentan con un contrato de energía a largo plazo -que ofrece condiciones más ventajosas-, sino que paga los precios de la luz que marca el 'pool', la subasta diaria por la que se determinan las tarifas en el mercado. La multinacional mantiene por ahora Sestao, que se reactivó el pasado jueves después de tres meses parada por estos costes. Al igual que en Olaberría, Arcelor estará vigilante a la evolución de los precios para decidir el ritmo de la producción. Según apuntaron fuentes del grupo, «esta situación es insostenible».
La preocupación se extiende a la gran industria de todo el país. Así lo expuso ayer el director general de Unesid, quien advirtió de que la escalada de precios de la electricidad «ha llegado a niveles insoportables para la sociedad española y, desde luego, para las empresas industriales». Ante esta situación increíblemente complicada, la patronal siderúrgica espera que el Gobierno «adopte medias de emergencia en una situación de emergencia». «No nos vale esperar a estudios posteriores, que son interesantes y se deben hacer, pero necesitamos soluciones aquí y ahora», recalcó. Así, Barceló aseguró que «algunas empresas se han visto obligadas a parar su producción porque es muy difícil soportar estos extraordinarios precios que se nos han venido encima».
En el mismo sentido se manifestó el director general de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), Fernando Soto, quien subrayó que hay más plantas en España que han detenido su producción, incapaces de afrontar los gastos de la energía. «Es lo normal, lo extraño es que no parasen. Las materias primas han subido y eso permite tener cierto colchón, pero con estos precios no se puede trabajar. ¿Quién va a hacerlo de noche a 450 MWh?, apuntó. Con estas cifras, «todo aquel que puede parar o reducir lo hace». Para Soto, la solución pasa por desacoplar el mercado eléctrico del gas y del carbón, que son los combustibles emisores.
Coincide con las críticas emitidas por el Principado hacia el modelo que marca los precios de la electricidad, en el que la energía más cara determina las tarifas del resto. Un sistema con numerosas deficiencias de las que ya se advertía desde hace tiempo, pero «ha tenido que venir primero una crisis y ahora una guerra para que se les abran los ojos a más de uno», lamenta Soto.
Según los cálculos de Aege, las empresas electrointensivas españolas pagarán un sobrecoste de 3.000 millones de media frente a sus competidores de Francia y Alemania, dinero que «se llevan las eléctricas». Así las cosas, espera que la Unión Europea aplique medidas ya para atajar la crisis.
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