Francia busca que la UE considere renovable el hidrógeno nuclear frente a los intereses asturianos

EdP, que cuenta con planes en el Principado tanto para la central térmica de Aboño como para la de Soto de Ribera, es una de las compañías que ya ha mostrado su oposición a que se quiera hacer pasar por sostenible lo que no lo es. Junto con Iberdrola, Google, la patronal eólica Wind Europe y otras empresas ya ha reclamado a la Comisión que adopte un acto delegado para certificar que el hidrógeno verde proceda realmente de fuentes renovables y no se cuele otro tipo de generación.

Sin embargo, Francia, junto con Rumanía, Bulgaria, Polonia, Eslovenia, Croacia, Eslovaquia, Hungría y República Checa, considera que los damnificados por la «exclusión» del hidrógeno rosa podría hacer perder de vista la «meta principal» de la UE, que pasa por reducir sus emisiones. «Un suministro más autosuficiente de hidrógeno de bajas emisiones procedente de fuentes domésticas sería pragmatismo elemental», defendió la ministra gala Agnès Pannier-Runacher.

La petición no es nueva, aunque ahora coge impulso. Tras presentar Francia y España la futura conexión submarina para transportar hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella, el presidente galo, Emmanuel Macron, ya defendió que el hidrógeno rosa reciba el mismo trato que el verde. Aunque Alemania no firma la carta enviada ahora, entonces también respaldó la propuesta francesa. Proyectos como los de descarbonización de Arcelor en Dunkerque y Fos-sur-Mer se basan precisamente en el uso de hidrógeno rosa, según reconoció el presidente de la compañía en el país vecino, Eric Niedziela.

Su aceptación no sería demasiado extraña, después de que la Unión Europea ya incluyera el gas y la energía nuclear en la taxonomía verde, la clasificación que establece qué inversiones pueden considerarse como sostenibles. Entonces, el Gobierno español, aunque no pudo imponer su criterio, ya se opuso de forma tajante a esa consideración. «No es bueno que se intente pasar por verde lo que no es», aseguró la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

Ahora, el Ejecutivo de Sánchez de nuevo rechaza los argumentos de Francia y del resto de países, que pueden hacer menos atractivos los proyectos de hidrógeno españoles y, por ende, los asturianos, que exigen inversiones millonarias para desplegar las renovables. Su ventaja competitiva se perdería si se acepta la nuclear o, incluso, el gas, ya que esta se basa en el despliegue de la fotovoltaica, mucho más barata que la eólica marina que requerirían países con un menor recurso solar, como Alemania. Sin embargo, esa gran superioridad se está convirtiendo en un problema, al generar recelos en otros territorios, que no cuentan con las posibilidades españolas y buscan cómo atraer inversiones, subvenciones y producir su propio hidrógeno 'sostenible'.

De salir adelante las pretensiones de Francia y de los otros ocho países, su hidrógeno rosa entraría en competencia con el producido en Asturias, en el valle del hidrógeno de Aboño, en Soto de Ribera o en El Musel, dentro del proyecto de Enagás, Naturgy e Ignis. También con el de HyDeal, que requiere 6.500 millones en plantas fotovoltaicas y de electrólisis para descarbonizar la siderurgia regional y abastecer una factoría de amoniaco de Fertiberia.