El catedrático Carlos Monasterio. PALOMA UCHA

«Las cosas no pueden seguir como están, se debe recaudar más»

Carlos Monasterio, profesor de Hacienda Pública y miembro del grupo de expertos para la reforma fiscal ·

«No se puede hacer frente a las muchas necesidades que tenemos y pagar menos. Eso es discutir una política fiscal de adultos»

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Martes, 13 de abril 2021, 03:14

El catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo Carlos Monasterio es uno de los integrantes del grupo de expertos para la reforma fiscal, un equipo formado por profesionales, fundamentalmente del mundo académico, procedentes de diferentes áreas, «para que exista pluralidad a la ... hora de realizar los debates», según la ministra María Jesús Montero.

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-¿Con qué perspectivas participa en este grupo de expertos?

-Me parece un proyecto serio y que merece la pena, como ciudadano y como académico. Hay expertos de campos diversos y creo que puede salir una propuesta seria y fundada para una reforma fiscal que haga un reparto más equitativo, que ajuste el sistema español a la realidad económica del siglo XXI y a la situación actual con la pandemia, que ha disparado el déficit. No podemos esperar que las políticas del Banco Central Europeo de compra de deuda de los estados continúen indefinidamente. Hay que tomar medidas.

-¿Cuáles son las medidas que ve más urgentes?

-Sería prematuro y desleal hablar de medidas concretas. Tengo ideas, pero hay 17 expertos.

-¿De qué posición se parte para esa reforma fiscal?

-En España hay una buena base para aplicar una reforma fiscal. El español es un sistema respetado a nivel mundial. Igual que se piensa que nuestro sistema sanitario es de los mejores, nuestro sistema fiscal es de los mejores del mundo desarrollado.

-Se habla de comenzar con cambios en el Impuesto de Sociedades...

-No hay un encargo solo sobre Sociedades, sino que hay que revisar todo el sistema fiscal. En el caso de Sociedades hay un desajuste porque antes era para empresas nacionales, que operaban en un país, que podían ser controladas por una única agencia tributaria... Pero en los últimos 15 o 20 años esto ha cambiado. Ahora se trata de multinacionales que ofrecen servicios digitales, una producción difícil de identificar, se produce elusión fiscal... Es un fenómeno que hace difícil que una administración tributaria actúe sola, tendrán que venir medidas de la UE, de la OCDE.

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-El Gobierno no tendrá mucho que hacer en solitario...

-Las manifestaciones recientes de Biden (ha propuesto que las grandes multinacionales paguen un impuesto mínimo por su facturación) y que haya un proyecto de la OCDE técnicamente avanzado, hacen que haya posibilidades, si tiene apoyo político y EE UU da pasos. Un gravamen para grandes empresas de servicios digitales, de entretenimiento, tecnológicas... exige una acción coordinada internacionalmente.

-¿Llegará la armonización fiscal que tanto demanda el Principado?

-En España hay una especie de esquizofrenia. Es un país constitucionalmente descentralizado, las comunidades pueden tomar decisiones propias, así que no podemos escandalizarnos si toman esas decisiones autónomas. Si lo que más valoramos es la unidad, deberíamos hacer un Estado central. Otra cosa es si las cosas llevadas al ámbito autonómico deberían ser de ámbito estatal, porque luego llega un trabajo enorme de coordinación. Esto se ha envenenado por el Impuesto de Sucesiones, pero es un debate de lo más triste y con escaso nivel en los argumentos. Tenemos problemas económicos graves que tenemos que afrontar como compatriotas y sin maniqueísmo.

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-El ámbito político está tremendamente polarizado. ¿Teme que con una futura reforma fiscal suceda como con las leyes educativas, que cada gobierno cambia la anterior?

-En un gran tema como la reforma fiscal hay dos aspectos. Existe una parte de técnica tributaria, en la que se ven las grandes cifras económicas, en qué figuras hay desajustes y en qué medida, cuáles son las necesidades recaudatorias, cómo puede ser más equitativo el reparto de la carga fiscal, y se hace una propuesta abierta, pero técnicamente fundada. Pero la última parte viene de la política, es el Parlamento el que debe decidir. Si uno repasa las actas del Congreso del debate sobre la reforma fiscal de 1978, tiene una envidia importante. Entonces se discutían los argumentos seriamente. El IVA no es de izquierdas ni de derechas. Espero que hagamos bien la tarea y después, la última palabra la tendrá el Parlamento.

-Hay un déficit enorme, grandes necesidades presupuestarias, ¿la reforma fiscal que planteen implicará sí o sí pagar más impuestos?

-Seguramente se debería recaudar más. Mi profesor Fuentes Quintana decía que lo peor no es prometer lo imposible, sino prometer lo incompatible. No se puede hacer frente a las muchas necesidades que están surgiendo y pagar menos. Realmente, unos tendremos que pagar más y otros menos. Eso es discutir una política fiscal de adultos. Es infantil hablar de bajar todo o subir todo. Seguramente no hay ningún servicio autonómico de salud que trabaje igual que antes. Todos han pasado por un impacto profundo. Pues tampoco podemos seguir con el mismo sistema fiscal de principios del siglo XX. Hay que quitarse la venda de los ojos y discutir como personas mayores. Las cosas no pueden seguir como estaban, con una acumulación de deuda insoportable y con las políticas de compra de deuda tan generosas del Banco Central Europeo.

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-¿Se debe esta reforma fiscal únicamente a la pandemia o el sistema ya estaba desfasado previamente?

-La reforma ya se necesitaba, pero la pandemia lo ha acelerado todo. El mundo ha cambiado de forma acelerada. Hay muchas personas a las que hay que sostener y esto exige el esfuerzo de todos. El 25 de febrero de 2022 tendremos que entregar el informe final. Esperemos que sea útil.

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