La escalada del precio de la energía «obliga ya a reordenar o parar» empresas en Asturias

Tanto es así, que «están haciendo una mella tremenda en las cuentas de resultados de las empresas, obligando a muchas empresas industriales a reordenar o incluso parar producción, lo que está poniendo en riesgo la rentabilidad de gran número de empresas y pequeños negocios», advierte Fade. Un efecto negativo que puede contagiarse al conjunto de la economía si las empresas trasladan esos incrementos de costes a sus clientes, de manera que el IPC, que está en el 6,7%, subiría aún más.

Grandes empresas de la región ya han dado la voz de alarma por esta carga inasumible. Es el caso de la compañía minera Orovalle, que explota los recursos de los yacimientos de El Valle-Boinás, en Belmonte de Miranda, y Carlés, en Salas. Fuentes de la firma consideran que podría verse comprometida su continuidad por los elevados costes de la electricidad, tras analizar la progresión de esta partida del gasto en los últimos meses. Aseguran que, hasta el pasado mes de septiembre, la electricidad suponía un 25% de los costes de explotación y que, de seguir de forma sostenida el incremento de precios, «la continuidad de la explotación podría estar en peligro».

No se trata de un caso aislado, pues otras empresas asturianas acusan de forma notable en sus balances el peso del coste de la energía. Como Asturiana de Zinc, a la que el gasto en electricidad ya le suponía el 40% de los costes, y que ha visto incrementado este porcentaje al 80% solo en el mes de diciembre. Así las cosas, desde la compañía aseguran que llevan meses produciendo con «pérdidas considerables».

En DuPont también observan la escalada de precios con preocupación. La multinacional química ubicada en el valle de Tamón ha sufrido un incremento de costes «significativo». Fuentes de la empresa aventuran que entre los principales retos que tendrán que afrontar el próximo año están la escalada de precios de la energía y los problemas asociados a la logística. Otra compañía que ha analizado este problema es Fuensanta, que está pagando por la luz el doble que el año pasado y tiene en previsión que el incremento se mantenga a lo largo del primer semestre de 2022, según explica un portavoz de la compañía.

Pero los elevados costes energéticos no solo afectan a las empresas de mayor envergadura. Este gran obstáculo para la competitividad también afecta notablemente a las pymes. Así lo destaca la Asociación de Industrias Cárnicas de Asturias (Asincar), que agrupa a 92 empresas, que ha manifiestado su preocupación porque la escalada de precios pone en riesgo la actividad del sector y reclama medidas inminentes para reducir el impacto. «El consumo eléctrico ha sido estable en los últimos meses, mientras que la factura se ha multiplicado por dos», afirma la asociación.

También las patronales en el ámbito nacional advierten desde hace meses de las graves consecuencias que pueden producirse si los precios de la energía continúan en los niveles actuales o incluso mayores, como ya se prevé. Aege, la asociación de empresas electrointensivas, se ve en «un callejón sin salida». De hecho, sus asociados -entre los que se encuentran Arcelor y Asturiana de Zinc- solo tienen contratado el 10% de la electricidad para el próximo ejercicio; para el otro 90% tendrán que acudir al mercado con los precios disparados. También Gas Industrial, que agrupa a los consumidores industriales de gas, recalca que estas empresas están «al límite».