«Esperamos contribuir a la recuperación económica de España con esta operación»

Precisamente, tanto el presidente de Unicaja, Manuel Azuaga, como el consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, subrayaron la necesidad imperiosa de ganar tamaño y sumar fuerzas para subsistir en el mercado financiero, agravado por la pandemia. «El proyecto de fusión reúne todos los requisitos para asegurar el cumplimiento de las expectativas avanzadas, a través de la configuración de una nueva entidad con una situación de fortaleza financiera y un mayor tamaño, que permitirá afrontar mejor los desafíos a los que se enfrenta el sector», apuntó Menéndez, al tiempo que subrayó que la operación permitirá a las entidades «continuar apoyando la recuperación económica del país manteniendo la cercanía y la vinculación al territorio como valores identificativos».

Las mismas palabras utilizó Azuaga, ya que, en general, ambas intervenciones fueron muy similares. Asimismo, el presidente instó a acometer este proyecto «con ilusión y con la confianza en un modelo de negocio sostenible que se ha demostrado altamente capacitado para generar resultados, para mantener una reforzada posición de solvencia, una holgada situación de liquidez y unos elevados niveles de cobertura». Todo ello, añadió, con la aplicación de una rigurosa política de «contención y control de costes».

Por su parte, el consejero delegado de Liberbank, que también lo será de la entidad combinada, puso en valor que se trata de una propuesta estratégica que pretende aportar valor a todos los grupos de interés, «configurando un banco más capaz de afrontar la situación económica y sectorial, un banco resiliente, más rentable y con más oportunidades para evolucionar ante los nuevos modelos de negocio y las necesidades cambiantes de los clientes». Un proyecto cuyo objetivo será «aportar valor a los accionistas, mejorar la rentabilidad y optimizar la oferta y la calidad del servicio a los clientes».

Menéndez puso como aval la «demostrada capacidad de gestión en procesos de integración», como los que comenzaron en 2009 y 2010 y que afectaron a las entonces cajas de ahorro. «Hemos sido capaces de integrar entidades de diferente origen, transformar esa primigenia unión de bancos minoritarios, minoristas tradicionales, y salir a cotizar a Bolsa», añadió.

También Azuaga apuntó que son conscientes del «riesgo de ejecución que supone un proyecto de estas características, especialmente en el contexto en el que nos encontramos», pero su trayectoria y las integraciones realizadas con entidades con similares modelos de negocio -basados en la banca de proximidad y la confianza en el servicio a los clientes- suponen una baza para afrontar una empresa de tal envergadura en mitad de una pandemia.