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Enagás inicia la búsqueda de clientes para su futura red de hidroductos, que tendrá en Gijón uno de sus nodos principales. En Asturias se unirá el eje del norte con el que recorrerá la Ruta de la Plata y que se conectarán a su vez ... con Portugal y Francia, para después llegar también a Alemania. Los operadores del sistema de los cuatro países lanzarán el próximo 7 de noviembre una convocatoria de manifestación de interés para identificar los usuarios potenciales del corredor H2Med con proyectos que tengan ya identificada su ubicación y consumo o comercialización de hidrógeno. Se trata, no obstante, de un paso inicial, ya que no será vinculante.
El corredor denominado H2Med está formado por una conexión entre Zamora y Celorico da Beira, en Portugal, (CelZa) y otra marítima entre Barcelona y Marsella (BarMar), que a su vez se unirán a la red troncal española, en la que Asturias tiene ese papel clave. De este modo, se avanza en el desarrollo de todo un sistema de hidroductos que tiene que ser también fundamental para la descarbonización de la industria regional.
El pasado 30 de julio, el Consejo de Ministros autorizó a Enagás a iniciar la tramitación del H2Med y de la red nacional, así como de los almacenamientos asociados.
No obstante, cada vez surgen más dudas a nivel mundial de que, por su elevado coste, los tiempos que se barajan para el desarrollo del hidrógeno verde sean suficientes. Así lo alerta un informe de la Universidad de Harvard que, aunque reconoce que este vector energético puede ser la única forma de descarbonizar algunos sectores, advierte de que sus precios son «demasiado altos». Y eso que el análisis se refiere a la situación de EE UU, en la que los costes energéticos son menos elevados y existen fuertes subvenciones a la producción de este gas renovable.
Según el estudio, el hidrógeno verde es una estrategia «prohibitivamente cara» para reducir las emisiones. La investigadora principal, Roxana Shafiee, asegura que sus resultados «desafían la idea creciente de que el hidrógeno será la 'navaja suiza de la descarbonización' y sugieren que las oportunidades para el hidrógeno pueden ser más limitadas de lo que se pensaba anteriormente». «Es importante que invirtamos en una amplia gama de estrategias y no apostemos nuestro futuro a un único enfoque que sigue siendo muy, muy costoso», señala a su vez Daniel Schrag, coautor del análisis.
En Europa, con un apoyo económico mucho menor y unos costes eléctricos muy superiores a los de EE UU, también se están disparando las dudas sobre la viabilidad de su uso para descarbonizar sectores como el siderúrgico. No es solo Arcelor la que recela y mantiene bloqueados sus proyectos para construir plantas de reducción directa del mineral de hierro (DRI), como la que había previsto en Asturias. ThyssenKrupp acaba de confirmar que se va a replantear el plan para la factoría de Duisburgo, en Alemania, que cuenta con 2.000 millones de euros en ayudas, una subvención directa de 550 y otros 1.450 de pago condicionado para cubrir durante diez años los costes adicionales de adquirir y utilizar hidrógeno renovable.
La multinacional explora ahora otras soluciones económicamente viables para producir acero climáticamente neutro a largo plazo. Aunque no traslada cuáles, entre los escenarios que baraja está abandonar el proyecto de la planta de DRI. De momento, solo avisa de su revaluación, aunque se trata de una instalación cuya construcción ya estaba encargada por 1.800 millones a SMS. De hecho, según anunció el consejero delegado de Duro Felguera, Jaime Argüelles, la compañía asturiana había logrado un contrato de montaje con este grupo para ese proyecto.
Esta revisión, por tanto, puede tener efectos indirectos en Asturias. Se produce, además, en plena crisis de resultados de la multinacional y en medio de una disputa sobre la división siderúrgica, de la que incluso podría desprenderse. De momento, ya va a vender las instalaciones de Galmed, en Sagunto, a Network Steel para evitar su cierre. Esta última compañía es el holding madrileño que se hizo con la factoría de Vestas en en Villadangos del Páramo (León) y emplea El Musel para importar acero que luego transforma en la planta. En 2020, Thyssen ya se desprendió de su división de ascensores, con dos factorías en Asturias, por 17.200 millones.
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