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MADRID
Viernes, 18 de noviembre 2022, 09:15
La llegada de Elon Musk a Twitter ha acabado por poner en peligro la propia supervivencia de la red social. Tras anunciar el despido de 3.700 empleados hace unos días, prácticamente la mitad de su plantilla, otros cientos de trabajadores han decidido abandonar su ... puesto tras el último órdago lanzado por el hombre más rico del mundo a sus empleados.
En un mail remitido el jueves, Elon Musk daba 36 horas a los trabajadores para que decidiesen su continuidad en la empresa. En concreto, en ese plazo debían votar determinar –sin más detalles sobre el futuro de la compañía– si están dispuestos a trabajar de forma «extremadamente dura», incluyendo más horas extra, fines de semana y noches enteras, para mostrar su auténtico compromiso con la empresa. Si no, la única opción es la salida de la compañía.
En concreto, Musk dejó claro en su mensaje que «sólo un rendimiento excepcional se considerará suficiente».
Según se detalla en el mensaje, no aceptar estas condiciones implica la dimisión con derecho a una compensación de tres meses de sueldo, condiciones similares a las ofrecidas a los empleados que entraron en la ola de despidos de la compañía.
Tras la amenaza, el goteo de salidas ha sido constante en las últimas horas, provocando incluso que la compañía se viese obligada a cerrar desde el jueves sus oficinas, ante el temor de que algunos trabajadores «pudieran sabotear la red social», solicitando a los empleados que estaban presentes que abandonaran las oficinas hasta el próximo lunes 21 de noviembre.
Además del cierre de sus sedes, Twitter ha cerrado el acceso a las herramientas de comunicación interna y a los dispositivos de la compañía en manos de los trabajadores.
En su mensaje, Elon Musk dejó claro que «sólo un rendimiento excepcional se considerará suficiente» para permanecer en la empresa. Según se detalla en el mensaje, no aceptar estas condiciones significaría la dimisión por parte del trabajador con derecho a una compensación de tres meses de sueldo, condiciones similares a las ofrecidas a los empleados que entraron en la reciente ola de despidos.
Tras la amenaza, el goteo de salidas ha sido constante en las últimas horas, provocando incluso que la compañía se viese obligada a cerrar desde el jueves sus oficinas ante el temor a que algunos trabajadores «pudieran sabotear la red social». De momento, se ha solicitado a los empleados que no vuelvan a la sede hasta el próximo lunes 21 de noviembre.
Twitter también ha cerrado el acceso a las herramientas de comunicación interna y a otros dispositivos en manos de los empleados. Los mismos aseguran que ya no existe el cupo mínimo de ingenieros a cargo de los sistemas críticos para el buen funcionamiento de la red social, lo que podría provocar que en algún momento la plataforma deje de funcionar. Bajo la etiqueta #RIPTwitter, los usuarios también mostraron ayer su temor al cierre definitivo de la red social.
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