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NOELIA A.ERAUSQUIN
GIJÓN.
Miércoles, 21 de julio 2021, 00:56
Los fondos europeos supondrán una gran oportunidad para transformar Asturias, pero no todos los proyectos que se ponen encima de la mesa lograrán financiación. ... La conseguirán en concurrencia competitiva aquellos que más viabilidad tengan y también que supongan una mayor oportunidad para transformar la economía y servir de tractores a otras empresas y sectores. En todo este proceso, el Principado tiene una ventaja: su condición de región en transición le puede otorgar puntos de cara a que se aprueben nuevos proyectos. También el hecho de que muchas de las iniciativas que se plantean tengan que ver con la descarbonización y que en la región se asienten grandes industrias a las que hay que abastecer de energía. En este contexto, el grupo TSK plantea una inversión de 500 millones en el Principado con apoyo de estos fondos y que incluiría la creación de un 'corredor del hidrógeno de Asturias', a imagen y semejanza del que se impulsa en el País Vasco, según confirmaron a este periódico fuentes de la compañía.
En este sentido, la ingeniería asturiana prevé la creación de varias centrales de producción de hidrógeno en la comunidad, en concreto en Avilés, Gijón, Oviedo y la cuenca del Nalón, así como en la zona leonesa de Cubillos del Sil, de forma que se logre una generación distribuida. Estas instalaciones se completarían con otras de almacenamiento.
La idea es que este gas se pueda emplear para la movilidad, pero que también tenga aplicación en procesos industriales y se pueda mezclar con gas natural en la red. Las plantas tendrían distintas capacidades con potencias desde los 20 MW de entrada y 10 MW de salida hasta los 100 MW de entrada y 50 MW de salida.
A pesar de su distinto tamaño, sí contarían con algunas similitudes. Se trataría de plantas «inteligentes» de producción de hidrógeno verde, por tanto logrado gracias a fuentes energéticas renovables, y llevarían aparejado almacenamiento en depósitos de hidrógeno a presión, con su utilización para diversas aplicaciones: almacenamiento de energía (mediante la reelectrificación posterior en la misma planta), estación hidrogenera anexa para combustible en soluciones de movilidad, y exportación, bien a consumidores cercanos o bien a inyección en la red de gas natural.
Estas plantas son un concepto propuesto para los fondos Next Generation y para su desarrollo TSK necesitaría la colaboración de las Administraciones públicas, con las que la compañía mantiene un dialogo fluido, además de inversores privados. Asimismo, requeriría también de que se desarrolle el consumo de la gran industria y, por tanto, tener potenciales clientes.
Sobre este último punto, todo apunta a que no habrá grandes problemas, ya que las factorías confían en que el hidrógeno verde sea el combustible que pueda descarbonizar sus procesos. La clave no estará tanto en las posibilidades de consumo, sino más en el desarrollo de los proyectos de generación y el coste que pueda tener ese gas de carácter renovable, que en estos momentos es prohibitivo en relación a los combustibles fósiles, a pesar incluso de que se han disparado los precios del gas, el carbón y la electricidad. Como ejemplo, en el caso del plan para descarbonizar parte de la cabecera de Arcelor en Gijón, la multinacional aspira a conseguir un precio de 1,5 euros por kilogramo de hidrógeno verde en 2025, cuando ahora se sitúa alrededor de 5 euros.
No obstante, este no es el único proyecto relacionado con el hidrógeno en el que trabaja TSK. La compañía asturiana también es socio tecnológico y de ingeniería del grupo LNG9, con sede en Singapur, que plantea construir un ciclo combinado en El Musel de 1.600 megavatios de potencia y una planta para producir hidrógeno azul, el que se obtiene gracias al gas natural, todo ello combinado con instalaciones de captura de carbono. La iniciativa generaría entre 350 y 650 empleos y ni siquiera necesitaría financiación pública. El propio grupo, liderado por el indio Swapan Kataria, está dispuesto a desembolsar 2.000 millones para desarrollarlo, aunque no coincide con las políticas diseñadas por el Ministerio de Transición Ecológica.
TSK se ofrece como socio «todo en uno» para el desarrollo del sector. De hecho, el hidrógeno es uno de los pilares de su plan estratégico 2021-2023. Así, la empresa ha sido seleccionada por SunBrilliance Pty para el desarrollo completo de un ambicioso proyecto de 2.000 millones de euros en el oeste de Australia, para el diseño, evaluación de viabilidad, construcción y operación de un complejo que incluye una planta fotovoltaica de 520 MW, un parque eólico de 1.275 MW, una planta de hidrógeno verde de 500 MW (9.000 kg/h), así como otra de amoniaco verde de 1.200 toneladas/día para exportación por barco. Otro proyecto importante está previsto en Ucrania, donde TSK ha sido elegida por Ese Energy para desarrollar un proyecto de 175 MW de energía eólica y 100 MW de hidrógeno verde (2.000 kg/h), para su inyección en un gaseoducto de transporte.
Además, también desarrolla un prototipo de electrosíntesis de amoniaco verde, una pila de hidrógeno de 50kW compatible con el submarino S-80 y una planta desaladora de alta eficiencia para la generación de hidrógeno verde.
El proyecto del corredor del hidrógeno asturiano podría, además, ser complementario con la red que ha presentado el Principado ante la manifestación de interés lanzada por la Comisión Europea, a través de la 'European Clean H2 Alliance' y en la que también participa TSK. La iniciativa involucra también a una quincena de empresas energéticas e industriales, como Enagás, Naturgy, Imasa, Grupo Zima, Hunosa, Duro Felguera, Nortegas, Rioglass, Iberdrola y EdP, entre otras, y tiene como objetivo lograr «sinergias».
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