El plan de descarbonización de Arcelor recibirá la mayor ayuda pública de la historia de Asturias

«Es sin duda una buena noticia», aseguró ayer el consejero de Industria, Enrique Fernández, a la espera aún de la declaración oficial. Palabras secundadas también por los máximos responsables del sector en UGT y en CC OO, Jenaro Martínez, y Damián Manzano, respectivamente. «Vamos a tener que esperar unos días a que esa notificación sea efectiva», expresó el responsable de Industria del Principado, para «celebrar como es debido» la llegada de las ayudas. «Ha finalizado diálogo entre la Comisión y la compañía y parece ser que ese diálogo se ha cerrado de forma satisfactoria. Seguimos la hoja de ruta marcada desde 2021 para conducir a Arcelor a cerrar sus inversiones de descarbonización y asegurar la presencia de la compañía muchos años más en Asturias», apuntó.

Ahora se abre un plazo de dos meses para que la Comisión ratifique la aprobación de Competencia, aunque se espera que no lo agote, y tras ello, el Gobierno central concederá las ayudas, que la empresa tiene que aceptar. Este último asunto es relevante, ya que el comité de inversiones de Arcelor aún no ha aprobado las obras. De hecho, la cuantía que suman todos los proyectos planeados por la multinacional en Europa puede hacer que priorice unos sobre otros y que, incluso, alguno decaiga. No sería algo nuevo, en el PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado, el Grupo Volkswagen ya amagó con rechazar la subvención para la fábrica de baterías de Sagunto si el Gobierno no aumentaba la cuantía y también han decaído proyectos por no ajustarse a los plazos de las empresas.

«No termina aquí el recorrido, sino que es ahora cuando hemos de reclamar al comité de inversiones de la multinacional que apruebe las inversiones y cumpla con sus compromisos para las plantas de Asturias», señaló Martínez, que recalcó la petición de otro horno eléctrico para la factoría de Avilés. Manzano por su parte, pidió a la empresa que concrete «en qué situación productiva va a dejar las plantas asturianas», cómo afectará el plan al empleo y a las auxiliares, «recordando siempre a Arcelor que está recibiendo cuantiosos fondos públicos y que, por tanto, debe tener una especial responsabilidad a la hora de concretar la inversión».

Antes de la escalada de precios que puede haber, incluso, elevado el coste del proyecto de descarbonización en Asturias, los máximos directivos del grupo, Lakshmi y Aditya Mittal, lo cifraron en 1.000 millones, de los que esperaban captar la mitad de fondos públicos. El plan incluye la construcción de una planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) y la transformación de la acería de Gijón en una de carácter eléctrico e híbrida -funcionará con chatarra y DRI-. Por tanto, la ayuda comprometida por el Gobierno no llega del todo a ese 50%, aunque la ministra de Industria, Reyes Maroto, se comprometió el jueves pasado a liberar más fondos en caso de necesidad.

El grupo remitió la solicitud para el proyecto asturiano hace año y medio, en julio de 2021. Desde entonces, la negociación entre la compañía, con el apoyo del Ministerio de Industria, y las autoridades de la Competencia de la Comisión Europea han sido constantes y se han dilatado mucho en el tiempo, según ha censurado la multinacional en varias ocasiones. El hecho de que solicite fondos también para proyectos similares en Alemania, Bélgica y Francia complica la concesión, pero también la cuantía específica para las plantas asturianas, con una intensidad que ronda el 50%. El carácter estratégico del proyecto es el que permite elevar la suma subvencionable. En otro tipo de convocatorias los porcentajes son muy inferiores. Como ejemplo, en el recientemente presentado Fondo de Transición Justa se sitúa en el 15% para grandes empresas, aunque también depende del tipo de iniciativa que se trate. La Comisión cifra en solo un 9% las ayudas que tienen que serle remitidas para su análisis.