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Las diferentes sensibilidades políticas que componen el Parlamento Europeo coincidieron ayer en la urgencia de aplicar medidas que garanticen la supervivencia de la siderurgia ante las amenazas a las que se enfrenta, sobre todo las que conlleva la entrada masiva de productos procedentes de países ... asiáticos. El acero «es la columna vertebral de nuestra economía» y su situación actual es «insostenible», por lo que, de no actuar con rapidez, «podríamos ver cómo se desmorona un sector clave para el empleo y la competitividad de muchas regiones europeas», subrayó Susana Solís, eurodiputada popular asturiana.
Durante su intervención en el debate monográfico celebrado en el Europarlamento sobre la crisis de la siderurgia, aludió a las paradas del tren de alambrón y la acería de Gijón fijadas por Arcelor para esta semana por la falta de demanda en un mercado «inundado por el acero chino». En este sentido, Solís advirtió de que «las inversiones para producir acero verde no se llevarán a cabo si no somos capaces de garantizar que es económicamente sostenible». Algo que «sabemos muy bien en Asturias, donde nuestra planta de DRI (reducción directa del mineral de hierro) está parada», ya que el comité de inversiones de Arcelor no ha aprobado el proyecto porque duda de su competitividad.
El panorama es todavía más negro para el acero español, ya que, según la eurodiputada, es «menos competitivo aún por la falta de apoyo del Gobierno central», que no concede el mismo nivel de ayudas que el resto de Estados, «como una electricidad asequible, menos cargas o conceder la máxima compensación posible por las emisiones de CO2». Para respaldar a la siderurgia, Solís plantea «fortalecer nuestras defensas comerciales para proteger a nuestros productores y a los miles de empleos».
Así, «se vislumbran lagunas en la efectividad» del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), diseñado para penalizar las importaciones de productos con una alta huella de carbono, por lo que debe revisarse que «funciona correctamente antes de retirar las asignaciones gratuitas a la industria». En definitiva, la eurodiputada puso en valor el Pacto Europeo del Acero que lidera su grupo político en la Eurocámara para evitar el colapso de la industria. « Tenemos que garantizar que las medidas de defensa comercial sean efectivas, los precios de la energía sean competitivos, haya una correcta implementación del CBAM, haya una demanda interna de acero verde producido en Europa mediante incentivos y que haya un control de la chatarra europea que no favorezca la fuga de carbono», concluyó.
Por su parte, en un comunicado, Jonás Fernández, eurodiputado asturiano socialista, exigió a la Comisión Europea «medidas inmediatas» para frenar la competencia desleal en la siderurgia. Se refirió, en concreto, a la revisión de la política comercial y al levantamiento de las moratorias de las sanciones sobre los desbastes –productos semiacabados– procedentes, sobre todo, de Rusia, que perjudican a las plantas asturianas. Para Fernández, el «amplio consenso» existente en la Eurocámara sobre este asunto debe servir como acicate al Ejecutivo comunitario para tomar medidas cuanto antes. «No hay que esperar a que se forme la próxima Comisión; debe actuar ya», sentenció. Al contrario que eurodiputados de otros grupos, el asturiano defendió la utilidad del Mecanismo de Ajuste en Frontera, que permitirá paliar «otra de las desventajas competitivas de la industria europea, al obligar a pagar derechos de emisión de CO2 también a compañías que produzcan fuera de la UE».
También incidió en su petición a Arcelor para que cumpla el memorando de entendimiento acordado con los gobiernos de España y Asturias: «Sigo solicitando que cumpla su compromiso e inicie ya las inversiones acordadas con las que fue posible lograr la aprobación de la Comisión Europea de una ayuda de cerca de 500 millones de euros para impulsar la descarbonización en la planta de Asturias».
La propia CE reconoció, por boca de la comisaria Helena Dalli, la necesidad de «fijar un pacto industrial que ayude a la descarbonización y favorezca una transición justa en la que ningún territorio se quede a la zaga». Recuperar la producción perdida pasa por «más inversiones en nuevos proyectos de acero limpio», añadió.
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