La ingeniería asturiana Icube, con sede en Gijón, celebró ayer su primera década de actividad frente a empresarios, clientes y autoridades. Un encuentro que sirvió para constatar la evolución y el crecimiento sostenido de la compañía, que ha pasado de los ocho empleados ... con los que cerró 2014 a los más de 180 que conforman actualmente la plantilla. «Si me hubiesen preguntado hace 10 años dónde estaríamos hoy, no lo habría sabido decir», reconoce el fundador y consejero delegado de Icube, Andrés Castro, que asegura que ha sido un camino «intenso» en el que han conseguido crecer de forma sostenida gracias al apoyo de sus clientes, en especial a ArcelorMittal Innovación: «Les debemos mucho, porque confiaron en nosotros y gracias a ellos conseguimos nuestros primeros proyectos importantes».
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Con el paso de los años, Icube ha ido transformando su modelo de negocio. Arrancó siendo una ingeniería «puramente mecánica», pero pronto –en 2016– se incorporó la parte de automatización para dar un servicio integral, con partes mecánica y automática. En 2018, dio otro salto y, además de ser ingeniería, también apostó por ofrecer servicios industriales, que ahora representan sobre el 40% de la facturación. En 2021, Icube incorporó a su cartera sistemas más innovadores como la visión artificial y, además, comenzó a trabajar para empresas del sector de la defensa. «Este año, como no paramos, hemos incorporado una división de obra civil para instalaciones militares», explica Castro, que subraya que defensa es un «sector estratégico» para la empresa. «Se trabaja muy bien con ellos, porque están del lado de la innovación y entienden todos los cambios y mejoras que propones, lo que nos permite ser competitivos». En este campo, Icube trabaja dando servicios de control de calidad para la fabricación de equipos y también lleva a cabo proyectos de instalaciones para la fabricación de equipamiento.
Ya en 2023, dentro de la parte de procesos en ingeniería, la empresa empezó a realizar proyectos de captura de CO2. «Esto nos ha permitido posicionarnos en 2023 y 2024 en ese sector y ahora tenemos una perspectiva muy fuerte para 2025 de cara a hacer plantas industriales de captura de CO2, con varios contratos en marcha», celebra el consejero delegado. La eólica –calderería pesada– es otra de las patas de la firma de ingeniería, que ofrece servicios a algunas de las grandes empresas de la región. «La eólica tiene mucho peso en Asturias y forma parte nuestro ADN», reivindica Castro.
¿Y cuáles son los planes de la compañía? La idea, afirma el consejero delegado, es «mirar hacia el futuro, hacia el hidrógeno y otras fuentes de energía. Nuestra perspectiva para los próximos años es seguir trabajando como hasta ahora y que nuestra plantilla esté contenta».
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