Iberdrola frena la compra de la energética PNM con la que iba a consolidarse en EE UU

La operación ha quedado frustrada al aludir al incumplimiento de las condiciones previstas para el cierre de la adquisición, según el comunicado remitido por Iberdrola a la CNMV, en el que indica que su filial estadounidense, Avangrid, frena el proyecto. Desde esta compañía, en la que la firma española ostenta un 81% del capital, ha indicado que «con el cierre de 2023 todavía no hay un momento claro para la resolución de la revisión judicial de la denegación de la fusión por parte del regulador de Nuevo México ni para ninguna acción regulatoria posterior. Avangrid rescindió el acuerdo de fusión porque no se recibieron todas las aprobaciones regulatorias finales antes del 31 de diciembre de 2023». Y añade: «En relación con la terminación del acuerdo de fusión, la carta compromiso, según la cual Iberdrola se comprometía a proporcionar o disponer de fondos en la medida necesaria para que Avangrid consumara la fusión, terminó automáticamente por sus términos».

Fuentes de la compañía asumen que los tiempos actuales no son los del año 2020, cuando Iberdrola comenzó a preparar esta fusión, un proceso del que ya han pasado más de tres años. El futuro de Iberdrola en EE UU lo dará a conocer la compañía el próximo 21 de marzo, cuando tenga lugar el Capital Markets Day (el día del inversor), poco antes de la junta de accionistas anual.

La Bolsa no ha respondido mal a este anuncio. Las acciones de la energética española han llegado a repuntar már de un 1% en la apertura de la sesión, y a estas horas se revalorizan un 0,5%. De hecho, varios informes de analistas publicados este mismo martes coinciden en señalar que con este frenazo Iberdrola no tendrá por que endeudarse más ni realizar ampliaciones de capital. Y apuntan que las condiciones del mercado han cambiado mucho desde 2020 y existen otras oportunidades para fortalecer su posición en EE UU.

A la espera de esa decisión, Avangrid anticipa que tiene la intención de seguir centrándose en sus «sólidas oportunidades de crecimiento», con más de 9.000 millones de dólares (unos 8.100 millones de euros) asegurados en proyectos durante el periodo de aprobación. «Nos centraremos en la entrega de más de 5.000 millones de dólares (4.500 millones de euros) en proyectos de capital en el marco de nuestros planes tarifarios plurianuales de Nueva York y Maine, además de un incremento de 2.000 millones de dólares en proyectos de capital relacionados con la transmisión de energía limpia en Nueva York», explica la filial.

A finales de 2020, Iberdrola anunciaba su intención de hacerse con PNM Resources a través de su filial Avangrid en una operación por entonces valorada en más de 3.600 millones de euros. Lo hacía en pleno año de la pandemia año de la pandemia tras comunicar sus resultados de los nueve primeros meses de aquel ejercicio del 'shock' económico por el cierre de la actividad.

Entonces, la compañía española justificaba su intención al explicar que PNM desarrollaba negocios regulados principalmente de transporte, distribución y generación eléctrica en los Estados de Nuevo México y Texas. Ese, sin embargo, podía ser su talón de Aquiles para completar la fusión, por las restricciones regulatorias que pudieran aparecer en el camino, como finalmente ha sido.

Un año después, en diciembre de 2022, el regulador de Nuevo México, el Estado de cuyas autorizaciones dependía de este movimiento, vetaba esa compra. Ese organismo regulador negaba la operación de forma unánime por parte de los cinco miembros de la comisión, al sostener que los riesgos del acuerdo superan los beneficios anunciados ante los contribuyentes estatales. Los reguladores mostraron sus advertencias por los posibles conflictos de intereses en la estructura corporativa de la energética así como el historial de Avangrid con los servicios públicos en esa zona de EE UU. Pero, además, destacaron preocupaciones éticas y de carácter de gobierno corporativo, como indican algunos documentos elaborados por la comisión. Esos textos coincidieron con la instrucción de la causa en torno a los contactos con Villarejo en la que Iberdrola se encontraba inmersa, y cuya instrucción se cerró el pasado verano.

A pesar del portazo de los reguladores estadounidenses, Iberdrola mantuvo su intención de adquirir la compañía estadounidense tras el acuerdo alcanzado para extender el vencimiento del contrato de fusión suscrito por ambas compañías hasta el 20 de abril de 2023, prorrogable por acuerdo de ambas partes bajo ciertas circunstancias por un período adicional de tres meses. Finalmente, esa prórroga llegaba hasta el pasado 31 de diciembre, sin que se hayan sucedido más novedades positivas al respecto.

De hecho, remitió a la CNMV su plan estratégico donde incluía una inversión de 11.000 millones de euros para «la integración» de PNM Resources. Por tanto, la energética dejaba claro que no renunciaba a una operación de fusión cuyo veto recurrió ante el Tribunal Supremo de Nuevo México. Galán llegó a indicar en público su posicionamiento: «Nos sentimos bastante cómodos y estoy convencido de que el acuerdo se va a llevar a término».

Pero el grupo sufrió un revés en su gran operación en un mercado como el de Estados Unidos, que suponía un valor de empresa implícito de aproximadamente 8.300 millones de dólares (unos 7.007 millones de euros), considerando una deuda neta más ajustes de aproximadamente 4.000 millones de dólares (unos 3.377 millones de euros).