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Lucas Irigoyen
Martes, 23 de abril 2024, 00:38
El Gobierno central está constatando las dificultades para construir una alternativa de sello nacional que pueda comprar Talgo. Es una vía con la que intenta evitar la Oferta Pública de Adquisición (OPA) que el grupo húngaro Magyar Vagon ha presentado para hacerse con el ... fabricante de trenes de origen vasco por valor de 617 millones de euros.
Los contactos solo han dado fruto, y parcialmente, con Criteria, la herramienta para la gestión de las participaciones industriales de La Caixa. La entidad está dispuesta a acompañar financieramente la operación, pero pide un liderazgo industrial al que acompañar. Y esto no llega. Ni la firma guipuzcoana CAF, ni las francesa y suiza Alstom y Stadler -con plantas en España- han aceptado participar en una operación que requiere poner más de 617 millones, asumir la deuda de 400 millones de euros de Talgo y afrontar las inversiones necesarias para una cartera de pedidos con más de 4.200 millones que ahoga a la compañía.
Así las cosas, fuentes conocedoras de las negociaciones han confirmado a El Correo que el Gobierno desde la oficina económica de La Moncloa analiza una solución replicando el modelo de Celsa o el de ITP Aero. Es decir, autorizar la operación de Magyar Vagon, pero con la condición de que reserve un porcentaje de referencia -en torno a un 15%- en la compañía a socios españoles. Esas acciones darían derecho a tener presencia en el consejo de administración y la opción de vetar determinadas decisiones.
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El Ejecutivo quiere asegurar el control español del único fabricante nacional de trenes de alta velocidad, que preside actualmente Carlos de Palacio, y no ve con buenos ojos que sea absorbida por un grupo industrial crecido gracias a las privatizaciones de uno de los Gobiernos más polémicos de Europa, el húngaro dirigido por el primer ministro Viktor Orban. Otras alternativas como una entrada del Estado a través de la SEPI en Talgo son más complicadas ya que sería difícil defender que el Gobierno participa en un fabricante que vende trenes a un operador público como Renfe.
Este lunes, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aceptó la tramitación del folleto de la OPA húngara por Talgo. Un trámite que no significa su aprobación, que estará condicionada a la autorización del Gobierno.
El desencadenante de la situación en Talgo ha sido su socio principal, el fondo británico Trilantic. Quiere salir de la empresa una vez cerrado su ciclo de inversión. Tras dos años de búsqueda solamente se ha presentado la opción de Magyar Vagon. De ahí que cuenta con el visto bueno de los actuales directivos de Talgo y de sus accionistas principales.
El consorcio húngaro dirigido por Andras Tombor, que fue asesor en materia de Defensa del presidente Viktor Orban, registró el 22 de marzo los trámites para solicitar la autorización al Gobierno de España a través de la Junta de Inversiones Exteriores (Jinvex). Desde entonces hay tres meses de plazo para una respuesta. La corporación magiar se ha comprometido a mantener la sede de Talgo en España, su cotización en la Bolsa y las patentes en el fabricante de trenes, así como su autonomía financiera. Mientras tanto el tiempo aprieta, especialmente a Talgo, que no puede prolongar demasiado el escenario actual.
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