El futuro de Expal en Trubia, en el aire por la caída de la contratación pública

La continuidad de la fábrica de componentes metálicos para munición militar de Expal Metallurgy, en Trubia, está en el aire. La dirección habría comunicado ayer a los trabajadores la intención de la matriz de la empresa de presentar un ERE de extinción que afectaría a la totalidad de la plantilla en el primer trimestre del próximo año. La planta trubieca cuenta en la actualidad con 64 trabajadores, 27 de ellos fijos. La empresa armamentística no pudo confirmar ayer si el cierre de la factoría asturiana entra entre sus planes inmediatos, aunque los trabajadores están convencido de ello: «No llegamos a marzo».

La situación de Expal Metallurgy no es ajena a la parálisis política del país y a la caída de la contratación pública. La filial de Explosivos Alaveses S. A. llegó, en diciembre de 2015, a un acuerdo con el Ministerio de Defensa para la reapertura y explotación de un antiguo taller de la fábrica de armas de Trubia, el de Quintana, con el fin de producir munición de mediano y gran calibre. Fuentes del sector explicaron entonces que la decisión de invertir en Trubia del «líder absoluto del sector de municionamiento y explosivos militares en España y uno de los principales a nivel europeo» respondía a la necesidad de ampliar su capacidad tras ganar varios contratos para distintos ejércitos.

La situación es ahora la contraria. La caída de la carga de trabajo estaría, según la plantilla, llevando a Expal a concentrar su producción en su factoría extremeña de Navalmoral de la Mata y precipitando el cierre de la planta trubieca. Para sus trabajadores, el futuro es incierto -muchos de los eventuales tienen contrato tan solo hasta el 20 de diciembre, explicaron fuentes de la plantilla-, pero al grupo le va bien. Expal Sistemas cuenta con 1.300 empleados. Depende directamente de la empresa Maxamcorp Holding Assets and Services, que a su vez depende de MaxamCorp Holding SL. La empresa matriz del grupo armamentístico llegó a los 1.138,8 millones de euros en ventas en 2018.

De Expal Sistemas cuelgan 11 empresas, entre ellas Expal Metallurgy. Las cuentas de la factoría trubieca no son tan halagüeñas. En 2017, con una cifra de negocio de 9,1 millones, registró pérdidas por importe de 1,7 millones antes de impuestos. Desde entonces, la plantilla se ha reducido a menos de la mitad.

Expal Metallurgy ocupa el antiguo taller de municiones de la fábrica de armas de Trubia en régimen de alquiler con el Ministerio de Defensa, unas instalaciones que llegaron a contar con más de 300 trabajadores y que entraron en desuso en la década de los 80 para pasar a usarse como almacén hasta la llegada de la reactivación a manos de los alaveses. Tampoco era la primera vez que Expal y Santa Bárbara Sistemas se cruzaban en el camino. En 2010, la primera adquirió a la segunda las líneas de producción y asumió la plantilla de la fábrica de Murcia de la filial de General Dynamics, dedicada a la fabricación de pólvoras y nitrocelulosas.

Y no será la última. Expal participa, junto a Navantia y y Elbit, en el consorcio que construye la torreta Tizona, candidata para dotar a los futuros Vehículos de Combate sobre Ruedas VCR 8x8 Dragón. El sistema, basado en el desarrollo israelí UT30 Mk2, fue sometida a pruebas en el desierto del Neguev este verano. De ser seleccionada, esta torreta con control remoto se montará en 178 de las 348 barcazas que deberían salir de la fábrica de Trubia. La torreta montará un cañón Mk 44 Bushmaster de 30 milímetros y una lanzador doble de misiles contra carro Rafael Spike LR.

Pese a las negras noticias, quedan cosas por aclarar. Expal firmó un contrato de alquiler por diez años con Defensa, que sería complejo resolver. Tampoco sería la primera vez que una empresa armamentística intenta agilizar un contrato llamando la atención sobre las consecuencias de su retraso.