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NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Viernes, 8 de julio 2022, 01:26
No corren buenos tiempos para la economía. Y así se puso de manifiesto ayer en la asamblea general de Femetal. El primer discurso de su nuevo presidente, Antonio Fernández-Escandón, en la cita anual del metal asturiano estuvo cargado de reprobaciones, que llegaron tras ... el reconocimiento de que «la realidad es tozuda y no invita a ser positivo». De hecho, advirtió de que las compañías «se enfrentan a una situación crítica» y que necesitan «una solución que solo pasa por situar a la empresa en el centro de su estrategia económica». Y ahondó, «estamos realizando verdaderos esfuerzos para que nuestra actividad siga siendo uno de los pilares de la estructura económica de la región».
Disparó a todos los frentes, en una intervención coincidente con la de la presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), María Calvo, aunque aún más reivindicativa. Desde el escenario del Teatro de La Laboral, donde se desarrolló la asamblea, puso el foco, sobre todo, en la Administración y su «burocracia lenta y analógica», que paraliza inversiones y actividad e impide que lleguen los fondos europeos al tejido productivo. Puso ejemplos concretos: un año de espera para instalar paneles solares en la nave de una empresa o un año para recibir una subvención del antiguo plan Reindus para invertir en maquinaria nueva. «Si este es el ritmo que nos espera se me hace difícil pensar en una industria competitiva», lamentó, para reclamar que las administraciones adquieran de sus homólogas europeas buenas prácticas de gestión. Aún más en un momento tan complejo como el actual, con la posibilidad que ofrecen los fondos europeos que, sin embargo, se están convirtiendo en «inaccesibles» por su «enrevesada tramitación y el exceso de burocracia». Solo uno de cada cuatro euros ha llegado a las empresas y estas deben ser «las principales receptoras», argumentó.
Pero no fue la única crítica a los gobiernos. Al del Principado apeló al considerar «acuciante la necesidad de reducir la presión fiscal», por ser la comunidad «que mantiene vigentes un mayor número de tributos propios y lidera la mayor recaudación», y al central se refirió ampliamente, entre otros motivos, por poner «parches cortoplacistas» a la hora de intentar reducir los costes energéticos, medidas que «llegan tarde, son escasas y están demostrando ser poco eficaces». En este sentido, pidió que se permita trabajar y actuar con cierta previsión y seguridad.
El escenario no es halagüeño, insistió, con una inflación desmedida, que podría hacer saltar por los aires los convenios colectivos, «porque las empresas no podrán mantener los costes laborales en las condiciones fijadas», a lo que hay que añadir los cuellos de botella de las cadenas logísticas, los tipos de interés al alza, la falta de profesionales cualificados o una descarbonizacion en la que «no hay nada» de lo que prometieron. Especialmente crítico fue con el cierre de las térmicas sin alternativas, para que Asturias ahora tenga que importar electricidad más cara, mientras en otros países las empresas tienen más ayudas. Y pidió también que los grandes proyectos puedan beneficiar a la pyme regional.
En general, reclamó más inversión que active la economía y también «educar para el empleo», sobre todo, cuando en Asturias hay casi tantas personas activas como inactivas y «no hay profesionales cualificados en el mercado laboral», a pesar de contar con una tasa de paro del 12%.
En la misma línea se manifestó María Calvo, que insistió en pedir un proyecto común para la región, como ya hiciera en la asamblea de Fade, y justificó que si a las empresas les va bien, también le irá bien a Asturias. De ahí que haga falta «un entorno amigable» para el desarrollo de las compañías, que se conviertan en una prioridad social.
Tras recordar la coyuntura geopolítica y económica actual y, precisamente, el día en el que visitó Asturias la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, Calvo pidió también que no se dejen atrás empresas «por mucho correr» con la descarbonización y que el proceso cuente con plazos razonables y suficientes recursos, más cuando se está demostrando que una excesiva dependencia del exterior «puede traer serios problemas». En la misma línea que Fernández-Escandón, reclamó mejoras en el sistema formativo desde las escuelas y una FP dual «sin obstáculos» para las compañías. Y, aunque defendió los sistemas de protección social, criticó que «tal y como están articulados muchas veces suponen un desincentivo para aceptar el trabajo».
El contexto geopolítico y el alza de costes impregnó buena parte de la clausura, que precisamente fue abierta por una conferencia de Loreto Mayordomo, directora de ventas a empresas en Asturias de TotalEnergies, en la que abordó la escalada de los precios energéticos, desde el gas, que se ha elevado un 400%, a la electricidad, cuyos futuros implican incrementos del 240%. Cifró, además, en un 15% la rebaja que ha supuesto el tope del gas, diluida por diversos factores, que van desde las importaciones que está realizando Francia a quiénes pagan finalmente el diferencial entre el precio real y la limitación, un 60% de los clientes. Calcula que para el final, previsto dentro de un año, sean entre el 80% y el 90%, con la incorporación de aquellos que deben renovar su contrato fijo.
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