«Asturias necesita un proyecto común que solo se podrá lograr poniendo a la empresa dentro de las decisiones políticas». Con esta aseveración contundente, la presidenta de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade), María Calvo, lanzó el guante al presidente del Principado y a un ... buen número de políticos y empresarios que ayer asistieron al acto de clausura de la asamblea general de la patronal, desarrollada en el recinto ferial Luis Adaro, en Gijón.
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Calvo, que afrontó su primera asamblea como líder de Fade, se dirigió al Gobierno regional para instarle a una reducción de la burocracia, facilidades para acceder a los fondos europeos, ayuda para dimensionar pymes y repensar los plazos del proceso de descarbonización para que no lastre la competitividad. Y también advirtió de que «la excesiva dependencia del exterior puede traernos problemas» y llevar a la destrucción de nuestras empresas. «No hablo de proteccionismo retrogrado», aclaró, pero sí remarcó que se ven ya sus efectos en la industria y ahora también en el campo.
Inevitable relatar «la situación delicada» que vive el empresariado. La pandemia, la invasión de Ucrania, las subidas de la energía y combustibles y el aumento descontrolado de la inflación aparecieron en el escenario. Las empresas españolas han tenido 100.000 millones menos de beneficios el pasado año, recordó. Ya se ha rebajado la previsión de crecimiento para España al 4,1% y no se recuperará, aseguró, el nivel prepandemia hasta 2024, «en el mejor de los casos».
En esta región hay de sobra posibilidades, a juicio de Calvo, pero es preciso «saber convertir eso en una oportunidad». Porque no falta talento, ni empresarios innovadores y autónomos, pero sí hay «una clara carencia» para apostar decididamente por nuestras empresas, transformando nuestra economía en una sólida y sostenible y en crecimiento, es decir, «colocando como prioridad social la competitividad empresarial».
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La prioridad absoluta de Fade, aseguró, es «formar para el empleo» porque considera que hay que corregir la distorsión que existe en el mercado laboral. «No se entiende que con una tasa de desempleo tan elevada, sobre todo en jóvenes, las empresas ni encuentren trabajadores formados adecuadamente», pero no admitió las voces que apuntan a que la solución está en pagar sueldos más elevados. «No se puede solventar el problema de forma simplista», porque ella tiene claro que ningún empresario deja hoy que un buen trabajador se vaya por el salario. «Y no nos negamos a un pacto, ni decimos que no haya que subir los salarios, sino que no debe vincularse esta subida a la inflación, porque solo generaría más inflación y más pobreza para todos», matizó.
Entre sus propuestas, contratar personal en el extranjero en aquellos puestos de trabajo que no se puedan cubrir en el mercado regional y dignificar la FP e impulsar la dual. Y en este punto, quiso insistir en el problema demográfico, «gravísimo», pese a que manifestó su convicción de que «es posible cambiar las tornas», por lo que hay que plantearse que será necesario contratar en otros países cuando aquí no sea posible encontrar trabajadores suficientes. «No hablamos, por supuesto, de una inmigración descontrolada, pero será imposible cubrir todos los puestos que se demandan en algunos sectores si no se abre esta posibilidad. Además, contribuiría a aliviar, aunque sea en parte, nuestro problema demográfico».
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Hubo tiempo para los números: las empresas asturianas, relató, dieron empleo a 237.300 personas, pagaron 5.600 millones de euros en salarios, generando más de 1.200 millones de recaudación anual de impuestos y 2.000 millones más por cuotas de la Seguridad Social.
El nutrido público que asistió al encuentro, escuchó reivindicaciones, peticiones y quejas. «En nuestra región no se valora suficientemente la figura del empresario. Se le trata, incluso con recelo, por parte de la sociedad», repitió en más de una ocasión. Demandó una Administración eficaz, digital y moderna, que favorezca la actividad empresarial y que tenga un coste razonable. Y una sentencia: la transición energética no puede lastrar la competitividad de nuestra industria. «Se han tomado decisiones de cierre de térmicas sin tener alternativas de suministro fiables y a un coste asequible. Y ahora nos damos cuenta de las consecuencias. Mientras, vemos que países como Alemania o Austria están reabriendo sus térmicas, y otros países prolongando la vida de sus nucleares. Debemos repensar nuestras decisiones, sobre todo en esta coyuntura», dijo.
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Para la patronal es necesario que 800 empresas crezcan y se hagan «más fuertes», por lo que ha diseñado un plan, que incluye, entre otras cosas, abordar el problema del relevo generacional. Asimismo, se trabajará conjuntamente con otras regiones del noroeste y se puso sobre la mesa la necesidad de aprovechar al máximo la oportunidad que suponen los fondos europeos. «Las empresas asturianas tenemos proyectos diseñados para afrontar los retos de la transición energético-ecológica, la transición digital y la cohesión social y territorial. Ahora es el momento de la verdad».
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