EDP se abre a desarrollar proyectos de centros de datos en sus térmicas españolas

El directivo, que conoce bien las instalaciones asturianas, ya que fue consejero delegado de la multinacional lusa en España, no detalló qué plantas podrían ubicar esta nueva línea de negocio, que podría surgir al calor del desarrollo de la inteligencia artificial, que requiere de nuevas capacidades en las que la conexión a la red será muy valiosa.

Ya a finales del año pasado, en la presentación de sus resultados del tercer trimestre, el consejero delegado de la compañía, Miguel Stilwell d'Andrade, señaló que estaban «explorando varias ubicaciones para alojar centros de datos aquí, y tenemos más de 2 GW de oportunidades de acceso rápido a las redes eléctricas, lo que incluye alrededor de 400 MW de conexiones ya aseguradas». Tanto España como Portugal, apuntó también, ofrecen una «abundancia de energía a precios controlados, lo que los convierte en grandes lugares para inversiones en energías renovables». EDP, argumentó, está bien posicionada para atraer la demanda de centros de datos gracias a su capacidad competitiva de generación y a su capacidad de suministro flexible.

La atracción de este tipo de inversiones va más allá, ya que las regiones en las que las grandes empresas tecnológicas implementen sus instalaciones de datos «se convertirán en centros tecnológicos que crearán oportunidades económicas para las comunidades locales, incluidos empleos cualificados y el desarrollo de nuevas cadenas de valor», defendió también Stilwell.

Lo que no se ha detallado es qué centrales térmicas se barajan. No obstante, las instalaciones de las que dispone la energética lusa en el país de este tipo son pocas: las térmicas asturianas de Aboño y Soto de Ribera; la de Los Barrios, en Cádiz, y la de Puente Nuevo, en Córdoba. En las cuatro, EDP cuenta con proyectos de transformación ligados a renovables, baterías o hidrógeno verde que seguirían adelante. En el caso de las andaluzas, partirían con ventaja en los que se refiere a contar con más horas de sol y disponibilidad de energía fotovoltaica a bajo precio. El plan para Los Barrios es más similar al que se plantea para Aboño, un valle del hidrógeno, mientras que en el caso de Puente Nuevo la idea es desplegar diferentes plantas de energía fotovoltaica con una potencia total de 300 MW, más la instalación de otros 50 MW de fotovoltaica flotante en el embalse y sumar una central de biomasa.

En Asturias, la iniciativa más ambiciosa es la de transformar la térmica de Aboño en un valle del hidrógeno, proyecto que sigue avanzando. Se cuenta con las autorizaciones necesarias y ahora se está a la espera de que se desarrolle finalmente la regulación que requiere una instalación de este tipo para abordar la obra con seguridad jurídica, así como que haya unas condiciones de mercado favorables que permitan tomar la decisión final de inversión. Este proyecto, insisten desde la multinacional, es realista y maduro, pero tiene que hacer frente a importantes retos, como los que afectan al resto de iniciativas relacionadas con el hidrógeno verde, un vector energético aún por desarrollar.

Además, se quiere transformar la central de Soto de Ribera, que de momento mantendrá los dos grupos de gas natural, en un centro de referencia del almacenamiento de energía renovable y nuevos usos del hidrógeno verde.