Las claves de Duro Felguera: así es la situación real de la compañía

Ajustes presentados ayer ante el regulador, que se traducen en que las pérdidas registradas en el primer semestre de este año se duplican, hasta los 52,4 millones, frente a los 26,3 que había comunicado hace dos meses. En el mismo periodo del pasado ejercicio, ha pasado a anotar unas pérdidas de 48,8 millones de euros frente a los 1,6 millones de beneficio neto que había notificado inicialmente, debido a un impacto negativo de 50,4 millones por el proyecto de Djelfa. En esta «reestimación de los costes inevitables del cumplimiento de sus obligaciones» se parte del escenario de ejecución de la totalidad del proyecto. Como resultado, ha provisionado 99 millones, «de los que 49 corresponden a la penalidad por retrasos de ejercicios anteriores a 2022 y 50 al importe de los costes actualizados del ejercicio 2023». Durante la primera mitad de 2024, ha registrado el global de costes inevitables.

Según la información enviada a la CNMV, como resultado del registro contable realizado, el pasivo a 1 de enero y a 31 de diciembre de 2023 se incrementó en 49 y 99 millones de euros, respectivamente, cantidades en las que se ha reducido el patrimonio neto. De ahí el impacto superior a 50 millones. Este nuevo tratamiento del proyecto de Djelfa considera la actualización de los costes del presupuesto inicial «sin ningún tipo de equilibrio económico por parte del cliente y el importe máximo de penalidad por el retraso que se encuentra en disputa desde 2021».

Con esta reformulación de las cuentas, Duro Felguera quiere reforzarse «para cubrir posibles reclamaciones de Sonelgaz como consecuencia de las disputas». Las obras de la central eléctrica tenían que haber finalizado en octubre de 2021, según establece la última ampliación de plazo firmada por las partes implicadas. El contrato se suscribió hace una década y, en 2019 y 2020, Duro Felguera presentó sendas reclamaciones, ya que «desde el inicio de la ejecución se vinieron dando diferentes incumplimientos por parte de Sonelgaz», según su versión. En total, sumaban 178 millones de euros. En marzo de 2020, debido al impacto de la covid, Duro notificó la suspensión del contrato, como situación de fuerza mayor. Extremo que rechazó la firma estatal argelina.

Arbitraje

En 2021, se retomaron las negociaciones y, un año después, a raíz del cambio de posición del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el Sáhara, se produjo la ruptura por parte del Ejecutivo argelino del Tratado de Amistad y Buena Vecindad con el Gobierno de España y se emitió la instrucción a las entidades argelinas de congelar las cuentas. Según Duro, tras múltiples intentos de solución, el 18 de junio de este año comunicó al cliente la suspensión de los trabajos y comenzó a trabajar en la reactivación del arbitraje que había presentado. Sin embargo, el 10 de noviembre recibió la notificación de la solicitud de arbitraje presentada por Sonelgaz, en su contra, que le reclama 413 millones.

Dentro de esta coyuntura desfavorable, Duro recibió ayer una buena noticia: la autorización por parte de la CNMV para volver a cotizar en Bolsa desde hoy. Levanta así la suspensión decretada el 25 de noviembre -después del anuncio de Sonelgaz-, tras haber recibido «la información suficiente de las circunstancias que aconsejaron la adopción del acuerdo de suspensión». El presidente del Principado, Adrián Barbón, se refirió ayer a los problemas de la empresa, que enmarcó en «la situación actual de las ingenierías». Ahora, apuntó, «se busca sanear la compañía, para lo que se está recabando información».