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El petrolero 'Blue Eagle' lleva en construcción en las instalaciones gijonesas de Armón desde 2018. FOTOS: JUAN CARLOS TUERO

Armón se asegura carga de trabajo en el astillero de Gijón para al menos tres años

El catamarán para Balearia, el primero del mundo propulsado por gas licuado, a punto de iniciar las últimas pruebas en la costa gijonesa

Viernes, 22 de enero 2021, 01:25

En un año como el que vivimos, el 2020, la botadura del 'Eleanor Roosevelt', de Balearia, se acabó convirtiendo en uno de los eventos más multitudinarios y mediáticos del verano gijonés. Era el 18 de septiembre. El catamarán, construido por Astilleros Armón, tomaba su ... primer contacto con las aguas del Cantábrico. Como ya avisaron entonces, aún quedaban unos meses para concluirlo. De hecho, ayer mismo, durante la visita de EL COMERCIO a las instalaciones, aún podía verse el intenso trajín para tenerlo listo a tiempo.

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Hace tres semanas se pusieron en marcha las máquinas, arrancando motores, auxiliares, aire acondicionado... Ahora queda algo no menos importante, probar el barco en el mar. Todo eso de aquí a marzo, cuando esperan entregárselo al cliente. «Todo está yendo bien», nos dicen. Una construcción que, lejos de haber finalizado, sigue empleando a 250 personas de las 450 que trabajan en el astillero. «Tenemos un histórico de más de 30 años en la fabricación de barcos de aluminio, este, el más grande del mundo de estas características, fue nuestra evolución natural, y sabemos que tenemos el foco sobre nosotros», señala Juan Paino, director general de Armón y responsable de las instalaciones en Gijón. De hecho, solo dos empresas australianas compiten en este segmento y, con el 'Eleanor Roosevelt', Armón las adelanta al ser la primera vez que se instalará una propulsión dual con motores de gasoil y GNL (gas licuado) simultáneamente. Balearia parece satisfecha porque se mantienen contactos para desarrollar nuevos proyectos.

Si seguimos el recorrido por el astillero, pronto nos topamos con otro proyecto. «Muy complejo», en palabras de Paino. Aunque lo vemos rodeado de andamiajes, nos confirma que «estará listo para final de verano». Se trata del petrolero 'Blue Eagle', contratado por la empresa Bluemarine, del grupo mexicano Durandco. Se trata de un buque FPSO (unidad flotante de producción) que operará en las plataformas marinas del Golfo de México. Su principal misión será conectar los pozos petrolíferos, recibir el crudo, y procesarlo antes de transferirlo a otro barco. A primera vista, impresiona. Tiene 106 metros de eslora, 25 de manga y una carga para 6.800 toneladas de crudo. ¿Más complejo o menos que el catamarán? «Son retos diferentes, en este no nos preocupa tanto la velocidad sino las dimensiones de sus sistemas, la multitud de válvulas, y su riguroso sistema de posicionamiento dinámico que hace que, ante cualquier inundación del barco, mantenga la posición y siga operativo». Su estructura ha obligado a adaptarlo al dique, llevándolo al máximo posible.

Cuesta hacerse una idea de esa ingente actividad del sector naval, donde Gijón fue un referente al alojar seis astilleros y que, después, quedó prácticamente arrasado. Esto ha traído consigo una desventaja, la desaparición de empresas auxiliares que ahora, en muchos casos, hay que buscar fuera. «Este tejido tardas poco en destruirlo y mucho en volver a elaborarlo, es difícil porque mucha gente se marchó a otros sectores», explica Juan Paino. Desde que Armón se instaló en Gijón (2011) prácticamente tuvo que convivir con otro hito, la transición energética. «Tienes que estar en esa dinámica; Balearia es un ejemplo porque reúne digitalización, sostenibilidad, poca contaminación», nos cuenta. ¿Está siendo un cambio acelerado? «En nuestro caso, la OMI (Organización Marítima Internacional) lleva muchos años marcando las pautas de emisiones marítimas», explica el director de Armón.

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En el recorrido llegamos al otro gran proyecto, al que completa la triple corona, una construcción que les tendrá ocupados hasta 2024. Ahora mismo solo vemos los bloques. Está en fase inicial. Pero ahí mismo se levantará un buque búnker -encargado por la noruega Knutsen- de 93 metros, con una capacidad de carga de 5.000 metros cúbicos, que servirá para suministrar gas licuado entre barcos a modo de gasolinera flotante, por ejemplo para los cruceros que no pueden atracar en puerto. Aunque los tres citados son los proyectos más vistosos y potentes, la compañía asegura que la media de sus cinco astilleros -entre Asturias y Galicia- es de 35 barcos al año. En la otra sede en la región, en Navia, se centran en pesqueros y arrastreros. Y, ahora mismo, están pendientes de varios concursos. Entre otros, que se formalice un tercer tangonero con Iberconsa para Argentina.

A Armón, hasta ahora, las cuentas les salen. «Los ejercicios van bien, a corto y medio plazo tenemos un buen futuro», confirma Juan Paino. En total, llevan invertidos más de 10 millones. «¡Pero es que vinimos aquí para estar toda la vida!», añade. Entre tanto, tienen otro reto, hacerse con fondos europeos, para los que han presentado proyectos para mejorar las instalaciones. «No había barcos innovadores y ahora los hacemos nosotros», concluye.

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