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Las baterías de cok de Gijón han logrado alcanzar su plena capacidad. ARNALDO GARCÍA
Arcelor recupera en Asturias su máxima capacidad de producción tras concluir los ajustes en baterías

Arcelor recupera en Asturias su máxima capacidad de producción tras concluir los ajustes en baterías

Desde hace una década la planta de Gijón no tenía tanta actividad; las perspectivas del mercado son muy positivas

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Jueves, 9 de septiembre 2021, 06:05

Arcelor se encuentra a plena capacidad de producción en Asturias. El mercado demanda acero con avidez, empujado por la recuperación y la ausencia de stocks provocada por la pandemia, y la multinacional corresponde al máximo de sus posibilidades. Sin embargo, hasta ahora en el Principado se veían ligeramente mermadas por las nuevas baterías de cok de Gijón, aún pendientes de ajustes derivados de un arranque complejo, como corresponde a unas instalaciones de este tipo, que además han sufrido enormes problemas durante su construcción.

Solventadas esas dificultades, el gigante del acero ha puesto al máximo todas sus líneas de producción en la región. En Gijón no había tal actividad desde hace una década -las antiguas baterías se apagaron en septiembre de 2013, ya en plena Gran Recesión-. De hecho, la multinacional intenta incluso incrementar el tope de capacidad que tenía previsto para las nuevas instalaciones: 1,1 millones de toneladas anuales. Porque de momento el mercado lo absorbe todo y a precios disparados, aunque los costes también se han elevado de forma inusitada, tanto en lo que a materias primas se refiere -aunque en muchos casos las compras se realizan en el seno del mismo grupo Arcelor-, como a la factura energética, con la electricidad y el gas marcando máximos.

Las baterías de cok de Arcelor en Gijón tenían que haber estado listas antes. Acumularon retrasos por distintas causas, desde problemas para lograr las autorizaciones pertinentes a fallos de material. Todo ello provocó que se apagaran las de Avilés antes de tener listo el recambio, lo que incidió en la competitividad de las plantas asturianas, que se vieron obligadas a importar cok de Polonia. Pero, al menos, esa demora de alrededor de un año se produjo en el momento menos malo posible, en plena crisis del acero, primero, y del coronavirus, después. Con cierres de hornos por toda Europa y exceso de cok en el mercado. Ahora las dos baterías -45 hornos cada una- están ya en marcha con sus correspondientes ajustes y a plena capacidad, lo que permite que todo el proceso siderúrgico aguas abajo también funcione al máximo: hornos altos, acerías y líneas acabadoras.

Se da la circunstancia de que las baterías de Gijón logran este hito cuando se plantea la transformación de las plantas para que dejen de utilizar el combustible que producen. De hecho, en julio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a los máximos responsables de Arcelor, Lakshmi y Aditya Mittal, presentaron una inversión de 1.000 millones de euros para sustituir el actual horno alto 'A', cuya vida útil, en el mejor de los casos, terminaba en 2024, por una planta de reducción directa de mineral de hierro (DRI) abastecida con hidrógeno verde, que contará con una capacidad de producción de 2,3 millones de toneladas anuales. La planta DRI se completará con la transformación de la acería de Gijón, cerrando los convertidores y manteniendo las coladas. Como adelantó EL COMERCIO en diciembre pasado, se apuesta por un horno de arco eléctrico. Todos estos cambios implicarán también prescindir del actual sínter 'B', muy cuestionado por sus emisiones.

Se espera que para 2025 la planta DRI, la primera de estas características en España, pueda funcionar exclusivamente con hidrógeno verde, que será suministrado por un consorcio de empresas y que procederá de distintos lugares de la península mediante tuberías. Hasta entonces, el combustible de transición previsto es el gas natural. El objetivo es reducir a la mitad las emisiones del grupo en España para esa fecha. Para ello los trabajos comenzarán el año que viene.

La multinacional confía en que el apoyo público cubra «al menos la mitad de los costes», por tanto, una cuantía que ronda los 500 millones de euros. Para ello aprovechará distintos mecanismos de financiación pública, entre ellos fondos europeos.

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