El consejero delegado de Arcelor en Europa, Geert van Poelvoorde. AFP

Arcelor reconoce que el consorcio para abastecer de hidrógeno a Asturias «se ha desmoronado»

El CEO del grupo en Europa asegura que el coste de ese gas no es viable y aboga por atrasar la inversión en las plantas de DRI e importarlo

Jueves, 22 de febrero 2024, 01:00

La intranquilidad sobre los planes de descarbonización de Arcelor no es exclusiva de Asturias. En Bélgica empieza a cundir el nerviosismo ante la falta de avances en su proyecto para la factoría de Gante, que se ve relegado por el plan de ... Dunkerque, en Francia, a apenas cien kilómetros. En este contexto, el consejero delegado de la multinacional en Europa, Geert van Poelvoorde, que precisamente es belga, ha concedido una entrevista al semanario económico Trends, en la que más allá de los asuntos concretos referidos a la instalación flamenca, aborda la complejidad de una transformación que no ve posible hacer rentable y en la que también hace referencia a Asturias.

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Política ambiental europea

«Queremos un plan de negocio viable. 2024 será crucial»

«Europa es pionera. Queremos salvar el clima, muy bien. Queremos reducir las emisiones de CO2, muy bien. Somos líderes en I+D, todo muy bien, pero convertirlo en una máquina de destrucción no ayuda a nadie». Van Poelvoorde es claro, con el aumento del coste del CO2 los hornos altos irán dejando de ser rentables, pero la alternativa tampoco lo es. «Queremos un plan de negocio viable para el acero en Europa. 2024 será crucial», apunta el directivo sobre los proyectos de descarbonización. «La Comisión Europea quiere encarecer rápidamente el CO2, pero más rápido de lo que podemos construir instalaciones nuevas y más ecológicas», avisa. De ahí que pida que los ingresos de los derechos de emisión financien el acero verde. «Entonces no necesitaremos ningún subsidio. Ahora ese dinero fluye hacia las arcas nacionales y recuperamos parte de él a través de subvenciones». Igualmente, cree que cada vez hay más conciencia de la necesidad de que el Pacto Verde vaya acompañado por un acuerdo industrial, aunque las consecuencias, igualmente, no serán positivas. «En el escenario más optimista, la industria siderúrgica solo se reducirá en una quinta parte».

Inversiones verdes

La inflación dispara el coste de los proyectos más de un 15%

El plan de descarbonización belga fue anunciado por 1.100 millones de euros –280 de ayudas públicas–, al incluir una planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) y dos hornos eléctricos, frente al asturiano de 1.000 millones –450 de subvenciones–, que cuenta con el horno de la acería de Gijón y no dos. Sin embargo, Van Poelvoorde avisa: «Olvídese de esa cifra». Calcula que la inversión para el proyecto de Gante sería ya de 2.000 millones de euros, una subida superior incluso a la inflación «del 15%» que también cuantifica y que se ve afectada por haber «solo dos proveedores de sistemas DRI». En septiembre, la compañía sabrá el coste exacto, pero más allá de la construcción está el de operar las plantas. Recuerda el directivo que Arcelor ya es el mayor productor de DRI del mundo y que dispone de una instalación en Hamburgo «que permanece cerrada seis meses al año» por sus costes. «El DRI se creó donde el gas es barato».

Coste eléctrico

«Si los hornos eléctricos están ahí, se salvará la fábrica»

Hasta ahora, la competitividad de una factoría la marcaba su productividad, su eficiencia o los salarios. Sin embargo, el cambio de modelo incluye otras variables en las que Europa sale perdiendo. El coste del carbón o del mineral de hierro es similar en todo el planeta, pero el del gas ya «no se determina internacionalmente, sino en Europa» y en China y EE UU es mucho más barato. Y la factura eléctrica, incluso, se resuelve por país. Ahí el Viejo Continente también está a la cola y España, según apunta Van Poelvoorde, se sitúa por detrás de Francia, Alemania y Bélgica. De momento, el país galo lleva la delantera con su proyecto de Dunkerque, ya que ha podido ofrecer electricidad asequible a Arcelor a través de la eléctrica estatal EDF. «Francia depende principalmente de la energía nuclear y cierra contratos específicamente para grandes usuarios industriales desconectados del mercado global», justifica. Sin embargo, «Alemania aspira a un 80% de energía renovable para 2030. Entonces tendrá, con diferencia, la energía más barata de Europa. Por eso en Alemania recibimos una subvención de 1.300 millones de euros. El Gobierno quiere que nos quedemos y, a partir de 2030 tendremos buena electricidad». «Si Bélgica es inteligente, encontrará una solución a este problema», apela a su país, en el que Arcelor da «prioridad a los hornos eléctricos». Y ofrece un argumento que podría ser extrapolable a Asturias, que ya cuenta con la inversión de la acería aprobada: «si los hornos eléctricos están ahí, se salvará la fábrica. Porque entonces la producción de acero permanecerá. No será gran cosa si construimos la planta de DRI un poco más tarde. El hierro de reducción directa puede venir temporalmente de otro lugar». Se abre, por tanto, a importarlo durante un plazo más largo del previsto inicialmente.

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Hidrógeno

«Será caro. Su uso nos expulsaría del mercado»

«Si utilizamos hidrógeno, las emisiones de CO2 se reducirán en un 90%. Eso suena bien, pero la Comisión Europea obliga a los fabricantes de acero a utilizar hidrógeno verde si está disponible, independientemente del precio del mercado», censura Van Poelvoorde, que argumenta que estarían «felices de utilizar hidrógeno, pero solo si nuestros hornos siguen siendo competitivos». Por el momento, esa posibilidad no se da. «Ya sabemos que el hidrógeno será caro en Europa, no podremos utilizarlo porque nos expulsaría completamente fuera del mercado». Y revela que el consorcio previsto para suministrar hidrógeno a su planta de Hamburgo «se ha desmoronado» y que también lo ha hecho el que preveía abastecer a sus factorías asturianas. Ya había trascendido que HyDeal atravesaba por problemas, que productores y consumidores no habían llegado a un acuerdo sobre el precio, incluso que se planteaba con objetivos más modestos, sin embargo el consejero delegado de Arcelor en Europa va más allá y habla en pasado. «Hubo un gran consorcio en torno al hidrógeno para nuestras acerías en España, donde contamos con 450 millones de euros en subvenciones. Esto también se ha desmoronado porque requería una inversión de 8.000 millones», aseguró. Calcula que producir este gas renovable en Europa costaría entre 6 y 7 euros el kilogramo, como poco cinco, mientras en Texas supone cuatro y el Gobierno de EE UU paga tres de ellos. «Por eso estamos construyendo una segunda planta de DRI allí».

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