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N. A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Jueves, 17 de febrero 2022, 01:28
Arcelor detalló ayer a los sindicatos cuál es su previsión de bajas para sus plantas asturianas, que ya había avanzado que se situarían entre 900 y 1.000. El grupo coloca al final la cifra en la parte alta de la horquilla, calcula que cuando aborde su plan de descarbonización sobrarán 970 trabajadores, el 70% en las instalaciones de cabecera, las más afectadas por esta transformación, que implicará el desmantelamiento total del horno alto 'A' y el sínter 'B'. Las salidas tendrán que producirse, además, en relativamente poco tiempo: dos años, ya que se prevé que estas dos instalaciones se cierren en 2024.
La multinacional insiste en que las bajas «no serán traumáticas en ningún caso» y plantea prejubilaciones, pero también cambios funcionales y traslados a otras factorías. En la cabecera gijonesa se prescindirá de 675 trabajadores, en largos serán 120 las bajas, mientras que de las líneas acabadoras saldrán 175 y en otras instalaciones se verán afectados unos 30 empleados. En total, alrededor de un 20% de las plantilla.
No obstante, fuentes de Arcelor reconocen que no son cifras cerradas porque, aunque sí se conoce qué personal será necesario en el horno eléctrico híbrido que se instalará en la acería gijonesa, ya que hay experiencias previas, aún no se sabe en concreto el número de trabajadores que operará la planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI), que sustituirá al horno alto y al sínter que finalizan su vida útil, ya que es una instalación nueva de la que no hay precedentes. La primera en operar será la de Hamburgo, en 2024, mientras que la asturiana lo hará un año después.
La empresa volvió ayer a trasladar que los hornos altos no tienen futuro en Europa y que esta es una oportunidad para cambiar el modelo productivo y adaptarlo a la normativa de emisiones de la Unión Europea. También advirtió de que, en caso de no hacerlo, la afectación al empleo sería mucho mayor.
Sin embargo, los representantes de los trabajadores rechazan un recorte tan brutal de la plantilla, debido a un plan industrial que, además, supondrá una pérdida estimada de 1,2 millones de toneladas anuales de producción en la región, en beneficio de instalaciones como la de Sestao, que previsiblemente ganará también plantilla.
De ahí que los sindicatos consideren que el plan debilita las instalaciones asturianas y que esa pérdida de capacidades productivas podría afectar al resto de plantas acabadoras. En este sentido, reclaman nuevas inversiones que permitan paliar la caída de la producción, que en Asturias rondará el 25% del total, y advierten de que antes de hablar del ajuste en el empleo reclamarán un proyecto industrial. Así, UGT-FICA concreta que ve necesaria la instalación de dos hornos eléctricos en la acería de Avilés, uno en la primera fase del proyecto y un segundo cuando finalice la vida del horno alto 'B'.
Por otro lado, el proyecto de descarbonización de Arcelor en Hamilton (Canadá) se ha confirmado ya tras el anuncio de una inversión de 500 millones de dólares canadienses (346 de euros) por parte del Gobierno de Ontario. En el de Asturias, que ascenderá a 1.000 millones, el grupo espera captar 500 de fondos públicos.
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