Arcelor inicia su descarbonización europea en Asturias, «donde merece la pena invertir»

La factoría de Gijón ha acogido este jueves el acto que da comienzo de forma oficial a los trabajos con el descubrimiento de un hito de obra. Está previsto que la instalación empiece a funcionar a principios de 2026 con una inversión de 213 millones de euros y, tras un periodo en el que se compatibilizará la producción con los tradicionales convertidores BOF (horno básico de oxígeno), podrá prescindir del arrabio del horno alto como materia prima. Esto implicará una reducción del 35% de las emisiones.

La reformada acería permitirá «asegurar el futuro por muchos años» para la factoría al aumentar sus posibilidades de negocio, además de «tener una industria verde en el paraíso natural», apuntó el CEO del Clúster Asturias de Arcelor, Philippe Meyran, que agradeció a todos los que se han involucrado en este proyecto y también a la plantilla, por lograr unos resultados que permitieron «convencer al grupo de que merecía la pena invertir en Asturias». De hecho, el responsable de Largos de la región, Jordi Torné, fue más allá y aseguró que su intención, y para ello se ha diseñado esta iniciativa, es que la acería pueda alargar su vida «otros 50 años».

«Esta inversión consolida el trabajo para toda la plantilla, porque sin ella tendríamos el riesgo de no ser competitivos», argumentó también Meyran al ser cuestionado por el posible recorte de empleos que supondrá una planta totalmente automatizada. Porque la instalación podrá ser manejada «sin operarios», explicó Torné, aunque posteriormente aclaró que lo que habrá es otro tipo de tareas, más técnicas, que implicarán el manejo del proceso desde salas de control y no directamente en contacto con las materias primas. «El grupo nos ha ayudado mucho a conseguir que sea posible el proyecto que nos merecemos en Asturias», agradeció el responsable de Largos en la comunidad.

Esta iniciativa –denominada LEAF ('Long Electric Arc Furnace', siglas que coinciden con la palabra 'hoja' en inglés, simbología adoptada por Arcelor)– se concibió hace cuatro o cinco años y se lleva trabajando en ella más de tres, desveló el CEO de Productos Largos de Arcelor Europa, Sanjay Samaddar, que destacó, precisamente, el avance medioambiental que supondrán las nuevas instalaciones y «la seguridad al más alto nivel» con la que contará la planta. El proyecto permitirá producir carril y alambrón con baja huella de carbono que hará mucho más competitiva la división, con una acería automatizada y digitalizada que incorporará las mejores técnicas disponibles y todo tipo de avances, como la inteligencia artificial, de forma que será prácticamente única en el mundo. Y todo ello de manera encapsulada en lo que se conoce como una 'elephant house', que evitará emisiones difusas y ruidos, según se explicó mediante una maqueta realizada en impresión 3D de lo que será la nueva acería.

Por su parte, el comisionado especial para el PERTE de la Descarbonización Industrial, el asturiano Luis Ángel Colunga, destacó el trabajo técnico de este proyecto, «uno de los más complejos» que han llegado al Ministerio de Industria. Precisamente, señaló que una petición de ayuda pública por importe de nueve millones de euros para la nueva acería «está muy bien encaminada». No será la primera que llegue de las administraciones, ya que acumula algo más de 30 millones procedentes del Principado, sobre todo, y del Gobierno central.

Para el presidente asturiano, Adrián Barbón, la nueva acería «sitúa a Asturias a la vanguardia de la siderurgia comunitaria» porque es el punto de inicio de los planes de descarbonización de Arcelor en Europa. Aprovechó su intervención en el acto oficial para reclamar el respaldo de la UE para proteger a la industria, porque el hecho de que «otros produzcan lo que Europa ha dejado marchar por su indolencia o falta de pulso político sería un pésimo negocio».

«Gijón se posiciona como cabeza de lanza del plan de descarbonización que Arcelor llevará a cabo en Europa, como epicentro del cambio», aseguró, por su parte, la alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón, que se congratuló del inicio de la obra, pero también pidió que los costes energéticos puedan ser «predecibles y competitivos». Puso también el foco en los problemas que ocasionan los trámites burocráticos, lo que «se traduce en empleos que no se generan, en productividad que se ralentiza y en pérdida de oportunidades».

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Precisamente, Colunga felicitó al Ayuntamiento gijonés y al Principado por la celeridad con la que han abordado los permisos de este proyecto –con el que se busca impulsar los negocios de carril, sobre todo, y alambrón– frente a otras comunidades, que no quiso citar, en las que hubieran tardado «cinco años».