Arcelor impulsará las plantas de acero verde como la que prevé en Asturias

La incertidumbre aún rodea los proyectos como el asturiano. Europa está reconsiderando su estrategia industrial y de ayudas como respuesta a la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, que está ofreciendo cuantiosas subvenciones para la implantación de tecnologías bajas en carbono, como las destinadas a su captura o el hidrógeno verde, que «empiezan a parecer comercialmente viables dentro de un periodo de tiempo mucho más corto», explica Aditya Mittal. Así, la posición que asuma la Unión Europea es «de vital importancia» para sus planes.

En este contexto, el director financiero y vicepresidente de la multinacional, Genuino M. Christino, señala que la «ambición» de Arcelor «es avanzar en los principales proyectos DRI» este año, en referencia a las plantas de reducción directa del mineral de hierro, como la proyectada para Asturias, con la que se plantea sustituir la actividad del horno alto 'A'.

Explica la multinacional que estas inversiones dependen de la edad de los activos que se vayan a sustituir, como en el caso de la instalación gijonesa, ahora averiada, y que terminaba su vida útil, así como de la política económica, ambiental y social de los entornos en los que se opera. «Cada proyecto que suponga un gran gasto debe demostrar su impacto en la reducción de carbono al Comité de Asignación de Inversiones», argumenta la compañía. Es precisamente este órgano, que lidera el propio Aditya Mittal, el que tiene que dar luz verde definitiva al proyecto asturiano, que aún no ha pasado ese examen. Este organismo «hará todas las consideraciones necesarias para maximizar las oportunidades de negocio que permitan cumplir los objetivos, mientras se asegura de que cada proyecto es justificable económicamente y compensa su coste».

Igualmente, no todo depende de la transformación de las plantas siderúrgicas. Según calcula el consejero delegado, dos tercios de las inversiones necesarias para que la multinacional pueda cumplir sus planes de descarbonización se tienen que destinar a infraestructuras habilitadoras, como son las energías renovables, el hidrógeno verde o tecnologías de captura. Para ello, Arcelor está sellando numerosas alianzas en distintos países para su desarrollo, como en el caso de España con el consorcio de HyDeal, que prevé la instalación en Castilla y León de parques fotovoltaicos y electrolizadores para producir hidrógeno y, posteriormente, canalizarlo hasta Asturias. Mientras la transformación de la mitad de la cabecera asturiana supone más de 1.000 millones de euros de inversión, toda esta infraestructura se acerca a los 8.000.

«Es un hecho que algunas regiones se moverán más rápido que otras», augura también Mittal, que explica un dilema: los territorios que avanzan más lentamente en materia de descarbonización son aquellos que tendrán un crecimiento mayor de la demanda de acero. «Si las tecnologías bajas en carbono aún no son económicamente viables en Europa, ciertamente no lo serán en los países en desarrollo, que a diferencia de Estados Unidos no tienen la capacidad financiera para poner en marcha incentivos como la Ley de Reducción de la Inflación», justifica.