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NOELIA A.ERAUSQUIN
GIJÓN.
Martes, 12 de enero 2021, 04:06
El camino de la descarbonización será tortuoso para las instalaciones más contaminantes. El mercado de derechos de emisión de la UE pasará este año a su fase cuarta, aún más restrictiva que las anteriores, y prueba de ello es que el precio del CO2 ya ... está avanzando ese recorte. Su coste ha vuelto a dispararse en las últimas semanas, lo que penaliza a la gran industria, ya muy tocada por la pandemia y su elevada factura energética. Tanto es así que, ante la recuperación de la demanda siderúrgica, Arcelor ha decidido asignar pedidos a su planta de Sestao en vez de a Asturias. Son contratos que en una situación normal hubieran venido al Principado, pero ahora la acería eléctrica vasca resulta más competitiva que el proceso integral de la región, más contaminante y, por tanto, más necesitado de esos caros derechos de emisión.
A pesar del alto coste de la luz en España, la planta de Sestao ha logrado revertir la situación que la llevó a estar totalmente parada en 2016 por su falta de rentabilidad y, aunque sigue penalizada por su importante recibo eléctrico, dispone ahora mismo de una ventaja sobre las plantas asturianas en algunos productos destinados al automóvil, utillaje y también otros relacionados con la industria. En Sestao se produce, básicamente, bobina laminada en caliente y bobina decapada, ambas procedentes del reciclaje de chatarra. Incluso el elevado precio que está adquiriendo esta última no impide que la factoría vasca sea más rentable. De hecho, se prevé incorporar a entre 50 y 60 trabajadores en las próximas semanas, que se unirán a los 205 actuales. En diciembre, salieron de la planta 45.000 toneladas y el objetivo es ir incrementando la cantidad en 5.000 al mes durante el invierno.
Las factorías asturianas, sin embargo, se ven penalizadas por el coste del CO2, que afecta principalmente a sus instalaciones de cabecera: los hornos altos y las baterías de cok, que son los que más emisiones producen, y también, aunque en menor medida, a las acerías.
En estos años han visto como los precios se disparaban. Prueba de esa escalada es que la tonelada de CO2 ha ascendido a 33,87 euros de media este mes, cuando hace un año era de 24,40 y hace cinco de 6,82. Ha crecido, por tanto, casi un 39% en doce meses y cerca de un 400% en un lustro. Todo ello revierte directamente en el coste de producción del acero asturiano y le resta competitividad, sobre todo, frente a productores extracomunitarios que no se ven sometidos a este mercado, pero también respecto a las plantas europeas eléctricas. Además, le afecta doblemente, ya que también impacta en el precio de la electricidad que consume.
En este contexto, el proceso para reaprovechar el gas de cok es la gran apuesta asturiana. En el horno alto 'B' se prueba desde diciembre, aunque aún no se ha consolidado este paso, y en marzo se prevé que se alimenten ya los trenes de laminación, una vez que arranque la segunda batería de cok, que sufre un fuerte retraso y aún no está terminada. Esto tendrá una repercusión directa en los costes, ya que permitirá reducir emisiones -y por tanto derechos de CO2- y la factura de gas natural, también disparada.
Precisamente, esta fuente de energía también se está encareciendo enormemente en las últimas semanas. Este hecho es atribuible a la ola de frío que también azota a Asia y hacia la que los productores están desviando una gran parte del gas natural licuado. Al mismo tiempo, el principal proveedor de España, que es Argelia, ha reducido su suministro. Ante una mayor demanda -la borrasca 'Filomena' ha provocado que los ciclos combinados funcionen más-, y una menor oferta, los precios se han disparado. De hecho, en el mercado holandés, que es el de referencia en Europa, el Mwh se paga a menos de 18 euros y en España supera los 51. Tampoco ayudará, señalan fuentes del sector, que de la factura eléctrica se vayan a sacar las primas a renovables para derivarlas a petroleras y gasistas, como ha decidido el Gobierno, De hecho, auguran que bajará la factura eléctrica, pero subirán los costes del resto de energías en la misma proporción o más.
Estas circunstancias no solo afectan a Arcelor, sino también a las familias. De hecho, el aumento del precio del CO2 y del gas está, en parte, detrás del encarecimiento de la electricidad en los últimos días.
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