Chimeneas de las baterías de cok, en la planta de Arcelor en Avilés. EFE

Arcelor y el Gobierno chocan por el recorte de producción en las factorías asturianas

La ministra Teresa Ribera ve causas «estructurales» además del alto precio de la energía | La empresa señala que el ajuste, «que no es a la ligera», se aplica en los países con los costes más altos

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Miércoles, 8 de mayo 2019, 05:21

Arcelor no tomó su decisión de reducir la producción «a la ligera». Lo dijo con estas palabras el consejero delegado de ArcelorMittal Europa Planos, Geert van Poelvoorde, el lunes, cuando se conoció que prevé un recorte de 700.000 toneladas en Asturias, y ayer ... insistieron en ello fuentes de la multinacional, en respuesta a las declaraciones de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que en una entrevista radiofónica desligó esta decisión del precio del coste de la energía, uno de los tres argumentos que empleó el gigante siderúrgico. Los otros dos son el coste disparado de los derechos de emisión de CO2 -aumentó un 230% desde enero de 2018- y el incremento «sin precedentes» de las importaciones de acero de países extracomunitarios.

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Para la multinacional, «los datos hablan por sí solos, son públicos y suficientemente elocuentes». Ribera, sin embargo, al igual que hiciera cuando Alcoa anunció el cierre de sus factorías de Avilés y La Coruña, señaló que la factura energética -el único de los tres motivos en los que podría incidir directamente el Ejecutivo- no es la causa principal que mueve a Arcelor, puesto que si se comparan los precios de la electricidad en España con el resto de los países de la Unión Europea (UE) se aprecia que existe una horquilla «más o menos similar» para la industria electrointensiva, mientras que el coste es más elevado para consumidores domésticos y pequeñas y medianas empresas.

Para la ministra la decisión de la compañía de recortar su producción en 3,2 millones de toneladas en Asturias, Cracovia (Polonia) e Ilva (Italia) viene motivada también por causas «estructurales», ya que la multinacional estaría reestructurando la producción en todo el mundo por las dinámicas del mercado, y que «la madurez de la economía hace que se produzcan demandas de proximidad» en zonas o países cuya economía está en proceso de crecimiento expansivo y hay más construcción de infraestructuras que en países más asentados.

Arcelor, sin embargo, niega la mayor y recuerda que el recorte se concentra en tres territorios concretos, países con algunos de los costes eléctricos más caros del viejo continente y más afectados por las importaciones -de Rusia en el caso polaco y de Turquía en el español-. Así, a pesar de esa reducida horquilla de la que habla la ministra, la empresa cifra en entre un 25% y un 30% el diferencial del precio de final de la energía con Alemania, un encarecimiento que se eleva al 50% en el caso de Polonia.

Ribera, sin embargo, pide «prudencia» ante el diagnóstico de Arcelor y se compromete a trabajar para ver qué se puede hacer «para acompañar a la industria electrointensiva», pero también recuerda que hay que tener cuidado y ser muy respetuosos con el marco comunitario, para no incurrir en ayudas ilegales de Estado, aunque apuesta por un precio energético predecible estable y «relativamente bajo».

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No es el primer desencuentro con Arcelor de este ministerio, de hecho mantiene cierto tira y afloja con el Gobierno. Los directivos de la empresa se mostraron muy disgustados con la retribución de la última subasta de interrumpibilidad, muy inferior a la de ocasiones anteriores, y así lo hicieron saber. Sin embargo, sí hay una mejor interlocución que con el Ejecutivo popular. Lakshmi y Aditya Mittal se reunieron en el Foro de Davos con Pedro Sánchez, mientras que pese a su interés no lograron ser recibidos por Mariano Rajoy en su etapa de presidente.

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