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Alcoa plantea mantener el horno de reciclado de Avilés y cerrar las series de electrolisis

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Manifestación contra el cierre de Alcoa que tuvo lugar en Avilés el pasado 8 de noviembre. JORGE PETEIRO

Alcoa plantea mantener el horno de reciclado de Avilés y cerrar las series de electrolisis

La medida daría ocupación a medio centenar de trabajadores y el resto se integraría en una bolsa a la espera de un inversor que el Gobierno no tiene

JOSÉ MARÍA URBANO

AVILÉS.

Martes, 8 de enero 2019, 03:33

Salvo que el Gobierno sorprenda a última hora a todo el mundo, la reunión de esta tarde en Madrid entre la dirección de Alcoa, Ministerio de Industria y gobiernos regionales no va a deparar ninguna buena nueva para el futuro de las plantas de aluminio primario de Avilés y La Coruña. Al revés, la reunión servirá para constatar una vez más que la decisión de Alcoa de cerrar estos dos emplazamientos en España no tiene marcha atrás, máxime tras el fracaso de la subasta eléctrica, ni que tampoco está por la labor de colaborar en la búsqueda de un inversor. El Gobierno, por su parte, tampoco podrá aportar novedades en este sentido porque no las tiene, más allá de algún contacto con empresas interesadas en «alguna parte del negocio», pero descartando la continuidad de las series de electrolisis para la producción de aluminio primario.

Según ha podido saber este periódico, la dirección de Alcoa podría plantear a corto plazo seguir explotando el horno de refusión de chatarra -producir el aluminio a través de chatarra y no de alúmina, que es el que se utiliza en el sistema de cubas de electrolisis-. El plan pasaría por indemnizar al resto de trabajadores, meterlos en una bolsa de empleo e ir llamándolos para proceder al acondicionamiento de la planta y descontaminación de la misma, «a la espera de que pueda surgir otra opción» con otro inversor, dentro o fuera del sector del aluminio.

Traducido al lenguaje no técnico: actividad temporal en un horno para apenas medio centenar de trabajadores y el resto, hasta los 317 que forman la plantilla de Avilés, en el limbo de una supuesta bolsa de empleo. Alcoa seguiría durante un tiempo con un negocio que da dinero, como es el del horno de refusión que ella misma abrió en 1998 tras una inversión de casi cinco millones de euros. El horno ha sido una instalación muy rentable para la multinacional norteamericana y una instalación clave en la planta avilesina si se tiene en cuenta que ha llegado a producir hasta cerca de 50.000 toneladas de aluminio en forma de tochos, tanto como las cubas de una serie de electrolisis.

El problema reside, entre otras muchas cuestiones, en que parar las dos series de electrolisis supondría prácticamente su entierro definitivo, ya que dejarlas en 'stand by' para una futura puesta en marcha requeriría en ese momento unos costes inasumibles para aquella compañía que pudiera estar interesada en seguir con el mismo negocio.

La pelota, como se sabe desde el 17 de octubre con el anuncio oficial de Alcoa de cerrar Avilés y La Coruña, está en el tejado del Gobierno central y de los Ejecutivos de Asturias y Galicia. Hasta ahora, ni uno ni otros, han conseguido avances en la posibilidad de que Alcoa dé marcha atrás. La ministra de Industria anunció un viaje a la sede de la multinacional norteamericana en Pittsburgh para hablar con los máximos responsables, viaje que no se ha concretado. Tampoco los presidentes de Galicia y de Asturias se plantearon siquiera hacer esa gestión y plantarse en Estados Unidos. Alcoa por lo tanto seguirá en sus trece. (La ministra estará hoy por la mañana en Almería para firmar un plan industrial para la localidad de Gádor tras el anuncio del cierre de la cementera mexicana Cemex).

La segunda opción, la de encontrar un inversor para las dos plantas, tampoco ha dado resultado, puesto que en los contactos habidos se ha hablado de interés por «alguna parte» del negocio, mientras que la mayoría ve con recelo una operación en la que no está asegurada una tarifa eléctrica que hiciera viable el negocio tras una subasta eléctrica que ahondó más en la crisis de las dos instalaciones. Y por otro lado, el tema del mantenimiento de las plantillas también supone un escollo para alcanzar un acuerdo.

La tercera opción es la de la intervención del Gobierno en Alcoa -no la nacionalización-, obligando a la empresa a seguir con la actividad hasta que se logre cerrar un acuerdo con ese inversor que se busca, siguiendo así el ejemplo italiano en la planta de Portovesme.

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