Todavía no se le ha borrado la sonrisa de la cara. «Ilusión» y «reto» son las palabras que más repite. Alberto Álvarez (Oviedo, 1976) no es un recién llegado a Central Lechera Asturiana –ya formaba parte de la Junta Rectora– pero desde ... el pasado jueves lo hace desde la cúspide, la presidencia. «La responsabilidad es muy grande», asegura durante su primera entrevista en el cargo, concedida a EL COMERCIO. Entre las numerosas felicitaciones que confiesa haber recibido, está la del consejero de Medio Rural, con quien coincidió durante sus estudios en la Universidad de Santiago de Compostela, y al que recibirá oficialmente el próximo viernes.
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–El presidente saliente, Bertino Velasco, le señaló hace meses como su sucesor, ¿le ha dado algún consejo?
–Le estoy muy agradecido. Siempre tuvimos una relación muy estrecha, pero más acentuada en los últimos años. Así que no es que se concentren ahora los consejos sino que los dos ya sabemos cómo pensamos.
–Asume el cargo sin las tensiones internas de hace años, ¿qué ambiente se respira hoy en día?
–Bertino hizo una labor muy importante por la cohesión social. Toca trabajar para seguir profundizando en ella porque eso se suele traducir en resultados para la sociedad. El ambiente actual se reflejó en la reciente asamblea y los apoyos recibidos.
–No obstante, año tras año, sigue cayendo el número de socios. ¿Qué está pasando?
–Baja en Asturias y en Clas, al igual que en el resto de comunidades. El relevo generacional es un desafío importante. En principio, esta profesión, histórica y socialmente, era algo secundario pero la profesionalización, la tecnología y la apuesta que han realizado los ganaderos es muy fuerte. La reciente crisis sanitaria ha mostrado la importancia estratégica que tiene el sector primario y nos ayudará a asomar un poco más la cabeza.
–¿Qué prioridades se marca para los seis años de su mandato?
–Claramente, dar futuro al socio ganadero, fortalecer la sociedad y que todos los socios sientan el orgullo de pertenecer a ella. Esto pasa por continuar dando robustez a la Sociedad Agraria de Transformación (SAT).
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–¿Y la internacionalización?
–El motor comercial es tarea de CAPSA –Clas es la matriz con el 83%–, donde se apuesta por la diversificación de productos, siempre muy centrados en la salud, lo natural y lo vinculado al sector lácteo. Los nuevos negocios, como el canal farmacia o la alimentación personalizada, cada vez irán ganando más peso.
–En la hoja de ruta también figura ser líderes queseros, ¿no?
–Es una de las apuestas y por ello se adquirió la Flor de Burgos. Queremos ser un referente en el mercado español de quesos una vez que ya somos líderes en leche, mantequilla y nata. Pero lo importante es crecer de forma rentable, sin dar palos de ciego y consolidando la marca. Luego será el consumidor quien nos ponga en su sitio.
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–¿Cómo se consiguen todos esos objetivos que se ha marcado?
–Si no existe una rentabilidad es difícil de conseguir. Bajo nuestro paraguas tenemos una ventaja respecto al resto del mercado: la integración vertical. Es decir, nosotros también aportamos la leche a CAPSA, pero Clas obtiene dividendo y beneficio de la buena gestión comercial e industrial que realiza CAPSA. De ahí, uno de los motivos del éxito de Clas: que repercute tanto en el socio ganadero como, en general, en los socios de Central Lechera Asturiana.
–Pero, a los jóvenes, ¿cómo se les atrapa?
–La rentabilidad es básica. Es cierto, que la visión social que tiene la actividad ha ganado un carácter positivo en los últimos años y se va a acentuar. Pero insisto, sin rentabilidad no existe sostenibilidad del sector. Normalmente se habla más de la sostenibilidad ambiental, pero esta se tiene que integrar con la económica y la social. Solo con una renta digna del socio productor se puede ayudar al relevo generacional.
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–¿Tiene que subir el precio de la leche?
–Obviamente, es un factor más, importante y determinante.
–¿Se percibió un incremento de los abastecimientos durante el confinamiento?
–El consumo de leche en el hogar aumentó respecto a otros años pero vino a compensar el descenso en hostería y restauración, que no ha terminado de recuperarse.
–¿Cómo encara Clas la transición energética?
–La ganadería familiar de Clas ya ha demostrado su sostenibilidad los últimos 50 años. Y además, contribuye a fijar población y a modelar el paisaje e incluso al turismo. A la par, tenemos empresas de servicios que contribuyen a ponernos al día en transición energética y producción sostenible. Por ejemplo, somos propietarios del 84% de Bioastur, un proyecto de economía circular pionero en España.
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–¿Satisfecho con lo que se conoce de la nueva PAC?
–El propio modelo de ganadería familiar sostenible encaja muy bien dentro de lo que parece que va a ser la futura política agraria europea. Va enmarcada en el Pacto Verde.
–¿Qué impacto tendrá para ustedes la aprobación del estatuto de electrointensivas?
–Intentaremos adaptarnos porque estamos en un mercado extremadamente competitivo y en el que el precio de la energía eléctrica es relevante. Confío en que las medidas sean beneficiosas para las industrias que generan tanta riqueza en Asturias.
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–¿Cómo ve la situación económica que atraviesa la región?
–Cada vez tendrá más importancia el sector primario y el sector agroalimentario. En un contexto de economía sostenible, representan en torno al 20% del PIB y seguirá creciendo a futuro.
–Con la que se le viene encima, ¿tendrá tiempo para su propia ganadería?
–Es un cambio en la forma de vida por el componente más social del cargo. Pero confío en seguir desarrollando mi explotación familiar con la contribución de mi mujer.
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