El acero asturiano vive su segunda gran crisis desde la llegada de Mittal

El grupo Mittal Steel desembarcó en 2006 en Arcelor, cuando absorbió el conglomerado europeo en el que se integraban las fábricas de la extinta Aceralia. Desde entonces, en estos doce años, se han vivido periodos de vacas gordas, los menos, y sobre todo de vacas flacas, marcados por una década de crisis, en la que la caída de la actividad en la construcción, las obras públicas y el automóvil lastró la producción de las factorías asturianas.

Ahora las plantas de Gijón y Avilés se enfrentan a una nueva crisis con distintas connotaciones, la segunda de la era Mittal, incluso más preocupante, ya que no deriva de un ciclo económico, sino de decisiones políticas, como la guerra comercial, la apertura de los mercados europeos o el mecanismo de los derechos de emisión. Esas medidas, que se toman lejos de Asturias, ya se notan en los hornos altos de Gijón, la acería de Avilés y el tren de bandas en caliente, con siete días de parada programados este mes. El peor momento, sin embargo, se augura para final de año, cuando se prolongue la parada del horno alto 'B', prevista para un mantenimiento extraordinario. También se detendrá la acería para la segunda fase de su reforma y se retrasa la puesta en marcha de las baterías de cok de Gijón. Todo unido hará que el efecto en el empleo sea mucho mayor.

Mientras, la empresa ya está recurriendo al ERTE de forma intensiva y empieza a prescindir de eventuales. También se están reduciendo las horas extra, aunque según CC OO, en abril ascendieron a 26.000 en la factoría de Avilés, muchas en la acería en la que ahora se prescinde de seis eventuales y se inicia un ERTE rotatorio de doce personas.