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O. VILLA
Jueves, 3 de marzo 2016, 02:59
No todos los gijoneses han pasado por El Muselín, el barrio que el futuro Plan General de Ordenación de Gijón califica de 'pintoresco'. Lo es por su ubicación, en la ladera oeste de la Campa Torres. Lo es por su historia, porque como recuerda el presidente de su asociación vecinal, Ángel Piñera, «El Muselín estaba en su sitio antes que el puerto de El Musel». Y lo es desde hace una década también por representar el escollo que se interpone entre la regasificadora de El Musel y la legalidad, o al menos así lo reconoce la sentencia del Tribunal Supremo.
El fallo pilló por sorpresa a los vecinos, al punto de que el presidente, que por motivos laborales está desplazado en el País Vasco, se reunirá con el resto de la directiva el próximo fin de semana para adoptar una posición común. En todo caso, los vecinos recibieron la noticia ayer con cierta alegría, no poco desconcierto y recordando la irritación que les supuso el intento «de Sanjurjo y sus colaboradores de sacarnos de casa en 2010. Recalificaron los terrenos de El Muselín y los devaluaron para echarnos», explicaba ayer Miguel de Paz, secundado por Juan José Barros, que añadió que «nadie nunca nos explicó que era por la regasificadora», sino que, terció Josele García, «alegaban que esto, el barrio, se caía».
Le daba la razón Miguel de Paz, que recordaba que «pretendían pagarnos menos de tres euros el metro cuadrado de terreno», mientras que Francisco Labrador precisaba que «las casas querían pagarlas con valoraciones ínfimas». En todo caso, los vecinos de El Muselín no ignoran la peculiaridad de su situación. Ayer, Miguel de Paz y sus contertulios señalaban que «tenemos justo encima las bombonas de butano de la Campa, la regasificadora ahí al lado -señalando hacia la ampliación de El Musel- y los depósitos de gasoil de CLH a los pies del barrio. El día que pase algo, por lo menos tenemos el hospital de Jove y el nuevo tanatorio al lado», explicaban, con un evidente humor negro. «Y ahora, por si fuera poco, tenemos las nubes de carbón», añadió Josele García.
También son conscientes de que si se activase la regasificadora podría «haber algo de empleo para Gijón, como cuando la obra. Mi hijo trabajó como buzo, y la regasificadora está sin acabar, porque faltan por instalar los empalmes de los colectores», precisó Barros. En 2010, Enagás calculaba que la regasificadora podría dar empleo a 120 personas, encargadas de la puesta en marcha y el mantenimiento de la instalación.
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