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NOELIA A. ERAUSQUIN
GIJÓN.
Domingo, 2 de octubre 2022, 01:30
Más que futuro, la eólica marina ya es presente en Asturias. Sin un solo aerogenerador instalado en su costa -en España no ha habido ninguna licitación-, alrededor de un millar de empleos industriales de la región dependen de este sector, con 35 empresas involucradas. Pero, además, 2.000 trabajadores añadidos tienen algún tipo de relación con él, aunque su actividad esté más diversificada. Sin contar con Arcelor, que entre sus productos suministra chapa para la fabricación de las instalaciones eólicas. Y está llamado a crecer: las previsiones pasan por un aumento de ese empleo de un 50% en el corto plazo. Los cálculos a nivel europeo son similares, que de 300.000 puestos se pase a 450.000. «Pensar en un 50% es una cifra muy razonable a poco que salgan algunos de los proyectos que hay sobre la mesa», explica la directora general de Energía, Minas y Reactivación, Belarmina Díaz, que recuerda que El Musel cuenta con demanda de espacio para ello. Duro Felguera, Moncobra y Zima han mostrado interés.
Los terrenos de la ampliación portuaria son una de las grandes bazas de la región, puesto que los aerogeneradores que se espera instalar en el mar miden hasta 130 metros y eso requiere una superficie y un calado que no es fácil de encontrar. La Zona de Actividades Logísticas e Industriales (ZALIA), con conexión directa por tren hacia El Musel, supone otra ventaja. En el Principado hay mucha confianza en las posibilidades de la comunidad.
Precisamente por ello, Asturias ha estado presente esta semana en la feria Wind Energy de Hamburgo, la más importante del sector, en la que participaron una delegación institucional, encabezada por el consejero de Industria, Enrique Fernández; ocho empresas y un centro tecnológico, de la mano de Asturex; y dos compañías con estand propio, Windar y Gondán. En esta cita, compañías como Vestas se interesaron por las posibilidades que ofrece Asturias, aunque la clave será que despegue la instalación de parques eólicos marinos. A pesar de ser una potencia industrial en el sector, España va muy retrasada.
Fuentes empresariales subrayan que la opción de atraer grandes proyectos de este tipo pasa por acelerar la tramitación y, en coincidencia con el Principado, que se desatasquen los Planes de Ordenación del Espacio Marino (POEM), que ya deberían estar aprobados. Después se requiere la actualización de la normativa y la convocatoria de subastas.
Mientras, Asturias ya cuenta con una experimentada industria, liderada por empresas como Windar, que ofrece soluciones globales en la fabricación de torres para aerogeneradores y subestructuras. Su director comercial, Nacho Rodríguez, destaca que la guerra de Ucrania está acelerando el negocio, lo que implica posibilidades de crecer, aunque el problema es la cuantía de las inversiones necesarias. De hecho, Windar lleva tiempo estudiando cómo ampliar su capacidad en Asturias con una nueva planta similar a la que ya tiene, de unos 300 trabajadores. De momento, ven «margen» en el puerto de Avilés e, incluso, «Gijón está cerquita». «El mercado nos ayuda, pero las decisiones de cómo, cuándo y dónde son complicadas de tomar», recalca Rodríguez, que desliza cómo «las ayudas que tienen algunos competidores en otros países ayudan a decidir».
Gondán también busca crecer. Por esta razón, pujó por el astillero gallego de Barreras. A la feria acudió con varios diseños de barcos, pero en especial el 'Edda Breeze', que da servicio a plataformas marinas y ayuda en su arranque, con una cartera que en total ya ha alcanzado los siete buques. «No muchos astilleros tienen una cartera tan importante. En esta feria existe mucho cliente potencial», subraya Nadia Serantes, responsable de marketing de Gondán, que hace hincapié en cómo crece el sector. En general, a Hamburgo las compañías asturianas acudieron con tres objetivos, como resume la directora comercial de Idesa, Raquel Jiménez: contactar con posibles clientes y afianzar los que ya se tienen, buscar nuevos suministradores y ver qué hace la competencia. «La feria te ahorra muchos viajes», explica. Se pueden realizar varias entrevistas en un solo día, incluso del tipo de 'citas rápidas'. Su compañía, del grupo Daniel Alonso, igual que Windar, produce pilotes de anclaje y espera aún un mayor despegue del negocio.
En Isastur ya peciben ese anunciado 'boom'. Aunque en Hamburgo buscaban más clientes potenciales, tienen «mucha cartera contratada ya, que servirá para relanzarnos», avanza el director comercial de la filial Isotrón, Nicolás Capelastegui. A nivel de contratación «es un año fantástico, el futuro lo tenemos prometedor», subraya sobre la compañía, que recibió el apoyo de la SEPI y está especializada en proyectos llave en mano de renovables.
KLK es otra de las empresas que nota ese tirón. Entre sus productos se encuentra la fabricación de resistencias de potencia. «Buscamos incrementar nuestra cuota de negocio con fabricantes como Vestas, Siemens Gamesa o Ingeteam», expone Fernando Rodríguez, responsable técnico de la firma. Les va bien. El 30% de su facturación ya procede de la eólica y en mayo habían vendido lo mismo que en todo 2021, incluso se llegó a romper el 'stock'. «Esto va para arriba».
Duro Felguera Green Tech es la nueva filial del grupo, llamada a aumentar su presencia en renovables. En el Tallerón ya se participa en diferentes procesos para la eólica, aunque el gran proyecto es el que se plantea para contruir grandes componentes en El Musel, explica el director de desarrollo de negocio, Álvaro López-Durán. No esconden la situación compleja por la que atraviesa el grupo, que ha anunciado un despido colectivo, pero esta filial tiene «buenas perspectivas». «Será una parte muy importante de la facturación en los próximos cinco años», señala. Y no solo por la eólica, sino también por el hidrógeno. En su almacenamiento y en el del amoniaco también trabajan.
Mecanizados CAS fabrica cualquier repuesto mecánico sobre plano que se necesite. El principal cliente es Arcelor, pero la línea para la eólica va en aumento. «Hacemos piezas de 300 kilos o de 10 toneladas, cualquier pieza que se rompe en la industria no es comercial», aclara su director de exportaciones, Pablo Fernández. Para los aerogeneradores hacen, por ejemplo, el fuste de la puerta de paso y también se abren hueco en el negocio de reparación de piezas. Mientras, en Oxiplant se prepara el acero para otras empresas, como Asturfeito o Isastur. Creada en 2007, justo antes de la Gran Recesión, hace un lustro que se internacionalizó y el 15% de su negocio ya está en el exterior. Para su director, Ignacio García Uría, ferias como la de Hamburgo son una gran oportunidad como punto de unión, incluso de los propios empresarios asturianos, pero también para reunirse con varios clientes que se dan cita allí. Mecainsa, por su parte, cuenta con diversos prototipos para 'offshore', donde se ve mucha capacidad de expansión, porque «la terrestre está más limitada», argumenta su director técnico comercial, David Feito. Igualmente, su empresa trabaja para ambas en la fabricación mediante soldadura y mecanizado de componentes metálicos. La guerra ralentizó en algunos momentos las decisiones de inversión, «pero ahora parece que ya va mejor», explica.
Sin embargo, aunque cada vez hay más contratación, las empresas también ponen sobre la mesa los problemas de rentabilidad. Los costes están disparados y la competencia china es feroz. El 20% de la facturación de Asturfeito llega de la eólica. De hecho, cuenta en Silvota con una planta dedicada exclusivamente a las piezas de 'offshore' de mayor envergadura y también realiza piezas de menor tamaño y herramientas para parques eólicos. Su objetivo es lograr productos con mayor valor añadido, singulares, porque «los grandes fabricantes están desplazando su producción masiva a China». «Si se compra allí el acero ponen un canon del 25%, pero las piezas fabricadas no tienen arancel», se lamenta José Antonio García, ejecutivo de ventas de la empresa, que tiene la esperanza de que se normalicen los costes y los fabricantes vuelvan a mirar a Europa ante los problemas de suministro asiáticos.
Además de diez empresas asturianas, a Hamburgo también acudió un centro tecnológico, Idonial. Su labor es de «segunda fila», apoyar a las empresas como socio en materia de I+D+i. De ahí que tengan líneas relacionadas con mejorar los procesos de soldadura o estudiar el comportamiento del hidrógeno en diferentes materiales. Este auge renovable les «obliga a ir más rápido», explica su director gerente, Íñigo Felgueroso. En una feria como la de Hamburgo se pueden ver tendencias, «mucha robótica, sensórica, industria 4.0, todo a la última». Son cuatro días intensos, pero que las empresas aprovechan como si fueran muchos más.
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