ARNALDO GARCÍA
Trabajo en Asturias

180.000 asturianos en edad de trabajar no están en disposición de hacerlo

La mayor parte se dedica a las labores del hogar, pero también destacan estudiantes o aquellos que reciben una pensión distinta a la de jubilación

NOELIA A. ERAUSQUIN

GIJÓN.

Lunes, 20 de febrero 2023, 03:32

Hay 64.100 desempleados en Asturias, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), y los últimos datos del paro registrado, referidos a enero, sitúan la cifra total en 64.229 personas. Sin embargo, las empresas aseguran que no encuentran el personal que necesitan. Pero además de esos más de 60.000 asturianos que buscan empleo, la región cuenta con 180.000 personas entre 16 y 64 años que, a pesar de estar en edad de trabajar, no están en disposición de hacerlo. Y eso sin contar que la edad de jubilación ordinaria ya supera los 66 años.

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El Principado tiene históricamente la tasa de actividad más baja de España. En la actualidad, se sitúa en el 50,45% frente al 58,52% nacional. En el caso de los hombres sube hasta el 54,76%, pero en el de las mujeres se reduce al 46,56%. Estos escasos porcentajes beben de distintas fuentes, aunque la principal tiene que ver con el envejecimiento y la propia configuración de esa tasa, que relaciona la población activa -aquella mayor de 16 años en disposición de trabajar- con el total de mayores de 16 años, incluidos los jubilados. Así, según la EPA, en el Principado hay 437.600 inactivos, pero el 59% de ellos, 258.400 tienen más de 65 años y 202.500 se declaran jubilados. «El envejecimiento infla el denominador y hace más pequeño el numerador», apunta el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, Esteban Fernández, que augura que la tasa «caerá aún más», con un efecto demográfico «brutal».

Pero, igualmente, están esos 180.000 asturianos en edad laboral. La mayoría son mujeres, pero la proporción de hombres inactivos en Asturias también es muy superior a la media. «La tasa baja dramáticamente antes de los 25 años y después de los 55. Antes de los 25, esencialmente por estudios. Tras los 55, por jubilaciones y con tasas que, en Asturias, y muy en especial entre los varones, son más bajas que en el conjunto de España, seguramente por jubilaciones tempranas en minería, industria, banca,...», explica el socio director en Pragma Sociología Aplicada, Jacobo Blanco.

Los motivos para no incorporarse al mercado laboral son diversos, pero el mayoritario -lo esgrimen 88.600 asturianos- es la dedicación a las labores domésticas (78.100 mujeres por 10.500 hombres), pero también destacan 58.100 estudiantes. «Aquí la incorporación al mercado laboral es más tardía por la falta de oportunidades», señala Fernández.

Esta circunstancia tiene aspectos positivos, como ejemplo, en otras regiones en las que hay más empleo de baja cualificación el abandono escolar es superior. «En Asturias no hay esas oportunidades y los niveles de formación son mayores», explica. Blanco coincide. En el conjunto de España, desde 2002, se reduce a la mitad la tasa de activos jóvenes «debido a la caída paulatina del abandono escolar temprano y a la matrícula creciente en FP». El hundimiento de la construcción explica, en parte, esa tendencia. «En Asturias, sin embargo, tiende a mantenerse e incluso crecer, de forma que la tasa de actividad es ya comparable a la nacional», argumenta el sociólogo.

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El otro gran grupo que nutre la bolsa de inactividad tiene que ver con las pensiones que son distintas a la jubilación: 22.900 indican que tienen de incapacidad permanente y 57.100 de otro tipo. Además, hay otros 8.400 asturianos que no mencionan ninguna situación especial para su inactividad.

Gran Renuncia

Pero, ¿hay en todo esto algo de Gran Renuncia? La denominación se acuñó en Estados Unidos, para describir el fenómeno por el que muchos profesionales dicen adiós voluntariamente a sus puestos. Ni Fernández y ni Blanco creen que en Asturias sea esa la cuestión ni ahora ni hace décadas.

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«Es mucho más estructural. Son las condiciones demográficas y económicas las que explican esa tasa de actividad tan baja», defiende Fernández, que no obstante también cree que en los datos de inactividad hay algunas alteraciones difíciles de cuantificar. Se trata, por ejemplo, del paro enmascarado: personas que no han sido activas buscando empleo en unas pocas semanas y «caen en ese cajón de inactividad».

También reconoce que puede haber respuestas «contaminadas» para quedar bien, no reconocer que se es un 'nini' o de aquellos que trabajan en negro. Incluso también hay cierto efecto desincentivador por las rentas básicas, como critica el lado empresarial, aunque es complicado de cuantificar. Cuanto menos costoso es abandonar el mercado laboral más fácil es optar por la inactividad, pero el colchón que suponen esas rentas estimula a su vez el consumo, el mercado y la contratación.

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Blanco también descarta que se dé esa Gran Renuncia en Asturias. «Más que eso, hablaríamos de retardo en la inserción en el mercado laboral como consecuencia de una formación que se alarga cada vez más y una salida muy temprana del mercado». Aunque añade que «parece haberse detenido el crecimiento de los activos de entre 25-55. Quizá ahí, además de la covid, podamos advertir cierta renuncia».

La anomalía son, sobre todo, los jóvenes, que tardan más en incorporarse al mercado, y las mujeres de más 55, que se han dedicado más a las labores domésticas que sus coetáneas europeas. Sin embargo, debido a la incorporación femenina al mercado laboral y la terciarización de la economía la tasa de actividad entre los 25 y los 54 ha aumentado 23 puntos en 20 años en Asturias y 17 en el conjunto de España, destaca Blanco. La otra rareza asturiana está en los varones de más de 55 derivada de las prejubilaciones.

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