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EL MUSEL, PUERTO DE GIJÓN: Puerto de pesca y rula
EL MUSEL, PUERTO DE GIJÓN

Puerto de pesca y rula

En la Lonja de Gijón la faena es continua y el ritmo, frenético durante las tres campañas

Susana Tejedor y FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

Gijón

Jueves, 8 de abril 2021

En la Lonja de Gijón el trajín es continuo. Hay que estar siempre alerta, especialmente ante imprevistos, como este año de pandemia en que se han modificado los hábitos. Pero en esta lonja, la segunda más importante de Asturias, tanto por kilos descargados como por volumen de ventas, el ritmo no siempre es el mismo. En el tiempo de la covid, la actividad no ha disminuido sino todo lo contrario, ha sido un año récord para LonjaGijon, en cuanto a kilos subastados, especialmente en la especie de bocarte o anchoa, que ha tenido una campaña excepcional.

La venta al consumidor particular ha crecido considerablemente y eso se ha plasmado en el canal minorista, pescaderías de barrio y de grandes superficies, han notado el incremento del consumo de pescado. No así el canal Horeca que, con el cierre de la hostelería, se ha resentido.

Lo sabe bien su gerente, Isabel Pacios, la única mujer de España que ejerce este cargo. A punto de cumplir tres años al frente de la rula gijonesa, natural de Sama de Langreo y licenciada en Empresariales, master Executive en Dirección de Empresas por el IEDE, con varios cursos y programas de dirección, gestión y liderazgo, insiste en poner en valor la tarea de los gestores, imprescindible para la buena marcha de una empresa como esta, que en el pasado ejercicio alcanzó un volumen de facturación de 15 millones de euros.

«El consumo de pescado sigue siendo importante, pero es necesario desde las administraciones realizar campañas para fomentar el consumo desde la base y poner en valor las propiedades que para la salud tienen las diferentes especies y utilizarlas según la época del año, atendiendo a su estacionalidad, siempre pescados de temporada».

En plena campaña, en la lonja hay momentos de una actividad frenética, pero luego hay momentos con menos actividad. La subasta de pescado se realiza durante todo el año, y el grueso de la actividad se concentra en los meses de marzo a octubre, siendo tres las principales campañas las de la caballa o xarda, anchoa o bocarte y bonito.

Estas suponen para LonjaGijón el 80% de su actividad y tienen lugar en distintas épocas del año, en función de la especie: caballa (marzo-abril), bocarte (marzo-septiembre) y bonito (junio-agosto). La procedencia de la flota es, mayoritariamente, vasca, gallega, cántabra y portuguesa. La flota de cerco asturiana es también importante en las descargas de pescado en la lonja gijonesa y, a pesar de ser muy pocos los barcos, el hecho que sean de aquí, da un mayor valor añadido.

«La lonja de Gijón está adquiriendo cada vez más peso y más imagen en el Cantábrico, tanto dentro de la flota como de los clientes en general».

En un espacio en el que trabajan de forma fija doce personas, alguna de las cuales lleva más de tres décadas, todo tiene que estar a punto para desarrollar un trabajo esencial en la sociedad gijonesa y en el sector de la pesca.

Los compradores de las subastas de pescado que tienen lugar en LonjaGijón son principalmente mayoristas, frigoríficos, grandes conserveras de toda España (especialmente para la anchoa y el bonito) y minoristas, pescaderías locales tanto de Gijón como de otras partes de Asturias, fundamentalmente Oviedo y Avilés. La característica es su estacionalidad. «A veces hay que improvisar y hay que reciclarse continuamente. Visitamos otras lonjas, vemos cómo trabajan y cómo se gestionan». En el día a día, una vez que llegan los barcos, se pone en marcha toda la maquinaria.

LonjaGijón está situada en el Muelle de Rendiello desde el año 1997. El proceso de subasta es a la baja, donde se fija un precio de salida acorde a la especie, el tamaño y el mercado. Son los compradores los que deciden el precio a pagar y la subasta se detiene en el precio estipulado por ellos.

La faena comienza con la llegada del barco y el proceso de la subasta gijonesa está totalmente automatizado. Los barcos descargan el pescado clasificado en cajas. El operario de la lonja lo pasa por la cinta de pesaje, donde se identifica la especie, el tamaño, el barco, el día de captura y se obtiene una etiqueta con el peso. Posteriormente se coloca en la cancha de subasta y se procede a su venta mediante subasta, donde se adjudica al comprador. La selección del pescado la hace el barco. «La lonja no manipula el pescado, no es nuestra labor».

Los compradores normalmente se ubican por la mismas zonas cada día, pero más por costumbre, ya que en este sentido no hay nada establecido. Hay capacidad para unos 175 compradores en la sala, cuando más gente acude es en las campañas.

En la lonja hay cuatro partes o patas fundamentales, que necesitan unas de otras. La fábrica de hielo (el hielo es una parte importante ya que hay que suministrar el hielo a barcos y compradores para la buena conservación del pescado. Un almacén de envases, donde se almacenan, se distribuyen y se lavan mediante un proceso semiautomático. La subasta de pescado, que es un proceso automatizado, pero con un componente humano muy importante y la administración y gestión de todo el proceso.

«Todas son importantes. No es más importante el trabajo de unos que de otros, todos somos necesarios y el trabajo de cada uno es fundamental para que el proceso sea óptimo».

El tiempo que dura cada subasta es de varias horas, y siempre ocurre por la tarde, excepto los lunes, el día de mayor movimiento y que llega mayor cantidad de pescado; se rula por la mañana y dura más tiempo en función de la cantidad de pescado que se descargue.

Isabel Pacios destaca que en el sector de la pesca siempre hubo un alto porcentaje de mujeres y aún hoy continúa esa dinámica. «Hay muchas mujeres en el sector, lo que pasa es que en barcos no hay apenas. Pero si no estuvieran las mujeres en todas las partes de la cadena, mariscadoras, rederas, en las conserveras preparando el pescado, compradoras, pescaderas, el sector de la pesca desaparecía; no solo es ir al barco y coger el pescado y venderlo, hay mucho trabajo detrás». 

LonjaGijón está certificada desde 2018 en MSC (Marine Stewardship Council Default Standard) por Bureau Veritas en pesca sostenible para las pesquerías de la anchoa y el bonito, lo que aporta un mayor valor a la cadena de venta de estas especies.

Desde el mismo año, LonjaGijon forma parte del proyecto Mares Circulares para la recogida de los residuos que los barcos encuentran en el mar. Participan tres barcos arrastreros durante todo el año; los principales residuos que encuentran redes, maderas y plásticos, «queremos y debemos contribuir a la sostenibilidad de nuestros mares».

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